XXII. WILD BOY

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—Entonces, te veo el lunes en el juego, Jinnie. Sé que conseguirán esa victoria y yo estaré allí para apoyarlos—mencionó Félix despidiendo a su hermano, quien ahora se encontraba frente a su limusina ya siendo casi la hora a la que el entrenador les había dicho que debían estar en la escuela.

—Por supuesto, Lix. Sabes que mientras me apoyes, puedo lograr lo que sea. Mis goles serán siempre dedicados para ti—comentó el mayor como respuesta.

—Lo sé. Diviértete y no me extrañes mucho. Hoy y mañana tendrás que dormir solo y no podrás sentir mi cariño y mi calor—dijo divertido el menor, tomando la mochila de sus hombros y alcanzándosela al más alto.

—No podría divertirme mucho sin ti, por eso siempre te extrañaré, a ti y a tu calor—intentó ignorar la parte de dormir solo, algo le decía que no sería así—. ¿Estarás bien tú solo? Por primera vez te quedarás en casa sin nadie más que los empleados—preguntó, cambiando el tema principal, preocupado por su hermano.

—Lo estaré, no te preocupes. Se sentirá algo solitaria la casa, pero supongo que tendré que ser valiente. Además, disfrutaré algo de tiempo personal para mí—respondió Félix sonriéndole con inocencia.

—No te masturbes mucho que se te puede caer el pene—bromeó, cayendo en cuenta de que desde que Félix tomó su turno, no habían vuelto a tocarse. Es como si ambos tuvieran la cabeza en otro lugar... o tal vez otras personas...

—¡Claro que no! Ni siquiera había pensado en eso, me parece una pérdida de tiempo cuando es mejor hacerlo juntos—dijo con cierto tono cómplice, bajando la voz para que el chofer no los escuchara por casualidad.

—Adiós, Lix—lo abrazó fuertemente.

—Adiós, Jinnie—respondió el abrazo por varios segundos, hasta que tuvieron que separarse debido a que se acercaba la hora que había mencionado el entrenador. El menor vio subir a su hermano al auto, encenderlo y alejarse a lo lejos de la puerta.

Ahora comenzaba su plan tan debidamente pensado. Empacaría velozmente las cosas necesarias y tomaría rumbo a su destino del día: la casa de Jisung.

Apenas vio el auto perderse en la lejanía, corrió a su cuarto rápidamente, esquivando a cualquier empleado que pudiera atravesársele. Tomó la mochila más grande que tenía y comenzó a guardar las cosas necesarias para su estadía: su pijama, una muda de ropa para el día siguiente, sus implementos de aseo, una toalla, algunos cuadernos para hacer los trabajos de la escuela juntos, su manta favorita y, por supuesto, una bolsa que tenía escondida de la vista de su hermano, algo parecido a lo que utilizó con él. Había aprovechado el día anterior para perderse un par de minutos a la hora del almuerzo, acudir a su nuevo gran amigo y proveedor, y conseguir aquella sorpresa que le tenía a Jisung.

Apenas eran las 10 cuando terminó de alistarse. Solo faltaba esperar que volviera su chofer. Dejó la maleta en la entrada y se dirigió a la cocina. Comería algo antes de irse. Pidió al chef algunos pasa bocas simples y, además, que le hiciera algunos de sus sándwiches especiales, que realmente le encantaban, para compartirlos con su amigo.

Media hora después, cuando su chofer había regresado, tomó los sándwiches y su mochila, y salió de la mansión antes de que alguien se diera cuenta de que saldría sin permiso de su padre. Pero apenas al cerrar la puerta y dar media vuelta, se encontró con una de las personas que ocupaban los primeros lugares de su lista de "personas que odio".

—¿Y tú para dónde vas? Que yo sepa tú no tienes permiso de salir de esta casa—le detuvo la mujer al apenas verlo.

—Y que yo sepa usted no tiene por qué meterse en mi vida—respondió Félix con evidente molestia.

Stupid Love Story [Stray Kids]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora