Stupid Love Story [Stray Kids]

II. BLEED FOR ME

-Tres años después-

—Señor, no estoy segura de que algo así sea lo correcto, son apenas unos niños— suplicaba la anciana Annie a Joseph, esperando que entrara en razón y detuviera las atrocidades que estaba haciendo con sus hijos.

—Cállate, te pago para alimentarlos, no para que cuestiones mis decisiones. Son mis hijos, y haré con ellos lo que me plazca— respondió Joseph, dándole un fuerte golpe que la arrojó al suelo. Sus hijos, HyunJin y Félix, lo observaban desde el corral donde los mantenía como si fueran animales, con un miedo palpable en sus ojos. Joseph continuó hablando con desprecio— Deben aprender lo dura que es la vida desde pequeños. Hasta que aprendan a respetarme, seguirán encerrados aquí. —Y con esa sentencia, salió del salón sin mirar atrás.

La anciana, recuperándose del golpe, se arrastró hacia el corral para consolar a los niños, quienes se acercaron a ella, buscando el único consuelo y amor que les quedaba.

—Lo siento, niños. Hago lo que puedo para protegerlos. No merecen esto. Ningún niño debería pasar por algo así— les susurró, abrazándolos con ternura. Mientras los sostenía, intentaba imaginar una manera de sacarlos de esa situación antes de que fuera demasiado tarde. La tristeza y la culpa llenaban sus ojos, sabiendo que no podía hacer mucho más que brindarles un poco de cariño en medio de tanta crueldad.

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—Cuatro años después—

—Apúrate, Félix, ya viene— susurraba HyunJin mientras corría rápidamente, arrastrando de la mano a su hermano menor.

—¿Dónde vamos a escondernos? Nos encontrará— replicó Félix, con un tono de pánico, tratando de seguir el ritmo de su hermano.

—No te preocupes, no dejaré que nada nos pase— respondió HyunJin, entrando a la lavandería. Empujó a su hermano hacia un armario donde guardaban los utensilios de limpieza y se metió con él, cerrando la puerta suavemente.

—¡¿Dónde están esos mocosos hijos de su bastarda madre?! Dímelo ya, maldita mujer— se escuchó un grito aterrador que resonó en toda la casa. Los niños se estremecieron al reconocer la voz.

—Por favor, señor, son solo unos niños, no merecen este trato— suplicaba Annie, la anciana que los cuidaba, con voz temblorosa.

—¡Cállate! Estás aquí para alimentarlos, no para cuestionar mis métodos. Dime dónde están, o pagarás por ellos— las palabras de Joseph eran amenazadoras, llenas de odio.

—Son sus hijos, no animales. No puedo soportar ver cómo los golpea y trata como basura, son su propia sangre— Annie trataba de proteger a los niños, la única persona que se había preocupado por ellos en estos 9 años de vida, la única para la que ellos no eran unos animales.

—Te lo advertí—pronto fue interrumpida toda la discusión por el ruido de un fuerte golpe, un grito ahogado y un silencio perturbador.

—Hermano, tengo miedo. ¿Crees que Annie estará bien? — Félix se aferró a HyunJin, luchando por contener las lágrimas.

—Pase lo que pase, siempre te protegeré. Te prometo que jamás dejaré que te hagan daño— HyunJin lo abrazó, intentando darle algo de consuelo. Mantuvieron silencio, esperando que Joseph no los encontrara.

El tiempo pasaba lentamente, el miedo se intensificaba, y cuando finalmente pensaron que estaban a salvo, la puerta del armario se abrió de golpe. La figura amenazante de su padre los miraba con rabia.

—Muy bien, bastardos, van a recibir su castigo por burlarse de mí— Joseph agarró a Félix del cabello y lo arrastró hacia afuera.

—¡No! — gritó HyunJin, tratando de ayudar a su hermano, pero recibió una fuerte patada en el pecho que lo dejó sin aire y tirado en el suelo. Desde allí, vio cómo su padre se llevaba a Félix, impotente para hacer algo.