𝐁┆❝ Si fuera tu novio, nunca te dejaría ir. ❞
Sunghoon le ha gustado Sunoo desde el inoportuno momento en que se conocieron, pero lo ha ocultado tan bien que han llevado una buena relación de amigos. Hasta que todo cambia sin previo aviso cuando Su...
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—Deberías decirle lo que sientes.
—Me da miedo.
—Pero si lo mantienes a dentro, tu cerebro explotará.
— Quedaré como un idiota si en realidad no es verdad.
Las semanas pasaban, y la tensión en la relación de Sunoo era cada vez más evidente. Desde que Dayeon se había vuelto más cercana a ese chico llamado Hyunjin, un malestar se había instalado en el estómago de Sunoo, dejándolo con inseguridades que nunca antes había sentido. Sin embargo, ni siquiera se atrevía a mencionarlo, atrapado en el temor de parecer irracional.
Recargado contra la pared al fondo de la cafetería, Sunoo miraba el vaso de café casi vacío en su mano, dejando que las palabras de Ni-ki llenaran el silencio.
—Bueno, Sunoo, creo que te complicas mucho la vida. Si lo sientes, lo dices. —Ni-ki habló con franqueza, como si resolver los problemas de su hyung fuera tan sencillo como decirlo.
Sunoo arqueó una ceja, esbozando una mueca de incredulidad.
—¿Quién te dijo eso? —preguntó, sabiendo que Ni-ki rara vez tenía una perspectiva tan simplista de las cosas.
—Sunghoon hyung —respondió Ni-ki sin dudar.
Las palabras resonaron en Sunoo, y sus ojos vagaron hasta la mesa donde Sunghoon estaba sentado con sus amigos, riendo por algo que acababan de decir. Inhaló profundo, tratando de entender por qué esas palabras le causaban una punzada extraña.
Ni-ki lo observó en silencio, dándose cuenta de que su amigo estaba más perdido de lo que parecía.
—¿Por qué es tan difícil para ti? —preguntó Ni-ki, mirándolo con curiosidad—. ¿Es que en el fondo tienes miedo de lo que puedes descubrir?
Sunoo bajó la mirada, sin estar seguro de cómo responder.
—No sé... —murmuró finalmente, jugando con la tapa de su vaso—. Solo... me aterra saber que tal vez esté perdiendo algo importante y no pueda hacer nada para evitarlo.
—Pero, ¿cómo vas a saberlo si ni siquiera preguntas? —replicó Ni-ki con una sonrisa paciente—. Lo peor que puede pasar es que vivas en esa angustia cuando hay una solución para no estarlo.
Sunoo se quedó pensativo, procesando las palabras de su amigo. Sabía que Ni-ki tenía razón. Si seguía guardándose todo, no solo su relación con Dayeon podría deteriorarse, sino también su propia paz mental. Pero también le resultaba imposible ignorar la sensación de que el problema no era únicamente con Dayeon, sino consigo mismo.
—Quizás... quizás hoy debería hablar con ella—dijo finalmente, aunque su voz temblaba un poco.
