Capítulo 24: Un caballero vulnerable
Lady Danbury y Penélope entraron en el palacio interior y caminaron hacia el ala de invitados donde estarían los aposentos del duque. Penélope llamó a la puerta, pero no hubo respuesta del otro lado. Miró a Agatha y le preguntó en silencio qué hacer a continuación. Lady Danbury llamó tres veces antes de presentarse.
—Thomas, soy Lady Danbury.—Pasaron unos segundos antes de que pudieran escuchar el débil sonido de la voz del duque.
—Adelante.
Cuando Lady Danbury y Penélope entraron en el dormitorio del duque, lo encontraron intentando vendarse la mano. Había una expresión de tristeza y vergüenza en sus rasgos. Las dos damas preguntaron por su bienestar y expresaron su preocupación por el hombre.
Con un suspiro de cansancio, el duque reconoció su presencia. —Estoy... arreglándomelas, mis damas— respondió con la mirada fija entre las dos mujeres. El cansancio era evidente en su voz. Thomas estaba vestido de manera menos formal, ya que se había quitado el abrigo y el chaleco, la corbata se había soltado del cuello y solo llevaba puesta la camisa blanca y los pantalones. A pesar de estar vestido de manera informal, todavía lucía atractivo y encantador, salvo por los rasguños y las heridas en su cuerpo varonil.
Al ver el estado desaliñado del duque, Lady Danbury y Penélope intercambiaron miradas de preocupación. Agatha, tomando el control de la situación, le ordenó a Penélope que ayudara al duque a curar sus heridas.
—Penélope, querida —comenzó Agatha, con un tono de autoridad suavizado por el afecto—. Creo que eres más adecuada que yo para ayudar al duque Debling con sus heridas.
Penelope asintió, reconociendo la sutil indicación de Lady Danbury para que se hiciera cargo de la situación. Agradeció en silencio a la anciana por haber pensado en ello, ya que realmente había querido ser ella quien ayudara a Thomas a curar sus heridas, de ahí su razón para pedirle permiso para ver al hombre. —Por supuesto, Lady Danbury— respondió Penelope, con voz firme mientras se acercaba al duque Debling.
Agatha, con una mirada cómplice y juguetona, se dirigió a un sofá cercano y se acomodó mientras hablaba. —Confío en que ambos se ocuparán de este asunto con el mayor decoro. Pero entiendo que tal vez necesiten tener una conversación privada. Estaré aquí, haciendo guardia en la puerta, asegurándome de que nadie moleste.
Con la aprobación y la seguridad implícitas de Lady Danbury, Penélope y Thomas intercambiaron una mirada breve pero significativa, comprendiendo la gravedad de la situación que se avecinaba. Mientras Penélope atendía con cuidado las heridas del duque, una tensión tranquila pero palpable flotaba en el aire entre ellos. Sintiendo el peso del momento, Penélope habló en voz baja, con una preocupación genuina.
—¿Sufre mucho dolor, Su excelencia? —preguntó, con los ojos parpadeando con empatía mientras seguía curando sus heridas. No pudo evitar notar el hematoma que se estaba formando en su rostro, las heridas que sangraban en sus nudillos y el corte en su labio, testimonio del altercado físico que había ocurrido antes.
El duque miró a Penélope a los ojos y le ofreció a la joven una leve sonrisa a pesar de que la tristeza en sus ojos seguía siendo inconfundible. —No es nada que no pueda soportar, señorita Featherington. Me temo que mi orgullo sufrió más daño que mi mano.
Penélope hizo una pausa en sus atenciones, con el corazón dolorido al ver la expresión preocupada del duque. —Actuaste por honor y caballerosidad. No hay vergüenza en defender el honor de uno, especialmente contra provocaciones tan injustas— Ella lo tranquilizó con gentileza y un tono firme.
—Penélope... Después de lo que pasó antes... ¿me tienes miedo? No quiero que me temas ni que dudes de mis intenciones. Significas todo para mí y nunca querría hacer nada que lo ponga en peligro. No quiero que pienses tan mal de mí. —La voz de Thomas estaba cargada de vulnerabilidad. Su mirada se dirigió a sus hermosos ojos azules cristalinos, antes de bajar la mirada hacia sus rodillas.
ESTÁS LEYENDO
Una flor de un tímido ✔️
Fanfiction-¿Estás loco? Jamás soñaría con cortejar a Penélope Featherington- Con el corazón destrozado por las palabras que escuchó de su amor de la infancia, Penélope Featherington había decidido cambiar su forma de ser y demostrar que era digna de ser amada...