cafuné ⊹ yang jeongin

doce

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎──¿Min Rina se encuentra por aquí?

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎La chica de cabellos ondulados visualizo desde la entrada del aula buscando a cierta persona, pero nadie de allí le contesto. Excepto por un chico llamado JiHoon, quien era delegado del curso, se acercó hacia la chica—no tan desconocida—ya sabiendo lo popular que es en el instituto.

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎──Ella aún no ha regresado del receso ‎──le informó llegando a su lado, notando cierto objeto yacía en las manos de la femenina‎──. ¿Deseas dejarlas en su pupitre? ‎──señaló.

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎La pelinegra parpadeó y negó efusivamente, mostrando una sonrisa brillante a simple vista. ‎──No te preocupes, puedo esperar a que ella llegue.

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎──¿Estas segura?

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎──Por supollo. Siempre estoy segura ‎──afirmó y JiHoon no pudo evitar carcajearse al escuchar cómo ha dicho la palabra por supuesto de forma graciosa. Ahora recordó porque la muchacha era tan popular entre todos, reconocía que el aura brillanté y positivista que transmitía era tan puro.

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎──Está bien, te creo ‎──sonrió‎──. No tardará en llegar falta alrededor de 8 minutos para que la campana timbre y el receso se termine.

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎──No puedo creer que seas tan controlador con el tiempo ‎──se atrevió a decir, abriendo exageradamente sus ojos‎──. Eres como un sargento calculador, ¡que exigente!

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎──Por algo soy delegado de esta clase.

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎──Sí, ya veo.

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎──Mira ‎──señaló con el dedo y la chica de inmediato fijó la visión hacia dicha dirección‎──, ella es Min Rina. A quién tanto buscas, es ella.

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎Un ruido inconsciente, pero de felicidad, se hace escuchar que JiHoon aprieta sus labios propios al saber que la de cabellos ondulados lo ha provocado. Se despidió para volver al aula de clases.

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎Por otro lado, Rina intentaba explicar sobre el nuevo video que había publicado su youtuber favorito a Lara, quien se distraía fácilmente con cualquier estudiante—conocida para ella—que pasará cerca. Pero fueron interrumpidas cuando un ramo de margaritas se dejaron ver a un metro de distancia.

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎──¡Eres tú! ¡Al fin te encuentro! ‎──exclamó con alivio y entusiasmo estando al frente de la persona que tanto había buscado por todas partes.

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎──Perdón... ¿Pero a mí me buscas?

  ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎──¿Esas flores bonitas son para ella? ──Lara preguntó sorprendida, sin poder creérselo.