Helpless | Walker Scobell

11.- "Y soy esa que te hará pagar las cuentas"

A Mar le tomó al menos dos semanas en recuperarse para mínimo volver a entrenar. Su bajón de energía por mala alimentación y mala gestión de emociones la mantuvo en casa durante ese tiempo. Pero por suerte para esas dos semanas después estaba como nueva.

Su amistad con Walker también había vuelto a la normalidad, iban a la casa del otro y veían películas, se ayudaban en la escuela y aprendían a bailar cumbias juntos. Los sentimientos seguían ahí, porque del amor no nos podemos deshacer.

Porque así es el amor, es resistente y es real.

Walker amaba a Mar con su vida.

Mar amaba a Walker con todo su corazón.

Un día estaban en Bryant Park, era de noche y el frío de noviembre se sentía a todo lo que daba. Las hojas ya habían caído de los árboles y sólo esperaban la fecha de la primera nevada del mes.

—Hay muchas cosas que no te he dicho— dijo Mar pensativa.

—Lo sé—

—Ya es hora de decírtelas, así sepas—

—Está bien, te escucho—

—Cuando tenía ocho salí de mi casa a comprar un jugo que ya quería desde días atrás, regresé a mi casa con él e iba muy feliz porque no siempre podía ir a comprar un jugo, mi familia había vivido muchas carencias debido a que mi padre se había ido. Apenas teníamos para la renta, la comida y mi escuela a veces tenían que pasar a segundo plano, los libros de personas que pasaban al siguiente grado los encontraba en la basura y los tomaba para aprender algo. No había nadie que me pudiera cuidar, sólo éramos mi mamá y yo. Ella estudiaba y trabajaba al mismo tiempo mientras que me cuidaba. Regresando al tema, yo iba caminando sola y no medía el peligro, no me había dado cuenta que una camioneta negra polarizada y sin placas me estaba siguiendo, muy lenta y sigilosamente. No fue hasta que un hombre más alto y más fuerte que yo bajó de la camioneta muy apurado, mi instinto reaccionó y comencé a correr, no creo nunca haber corrido tan rápido en mi vida. Pero por obvias razones me atrapó, me apretó en sus brazos y me puso una mano en la boca... y yo luché— Mar estaba lagrimeando sin darse cuenta— te lo prometo que luché te lo juro, metí codazos, patadas mordidas y grité tan fuerte que sentía que se me desgarraba la garganta. Para mi poca suerte, una pareja de ancianos nos escuchó y corrieron hacia mi, aquel hombre me soltó y se fue corriendo entre los árboles. La pareja me llevó a casa donde mi madre estaba preocupada porque yo me había salido de ahí, ahí fue cuando decidió que nos mudaríamos. Que yo no tenía que haber pasado por eso— la chica se estaba sorbiendo la nariz y secando las lágrimas al contar tal relato, su pecho se oprimía al recordarlo y las imágenes llegaban a su cabeza de aquel fatídico día— a partir de ese día comencé a entrenar boxeo, pero lo más triste de la situación es que en cada combate y en cada entrenamiento donde golpeo el saco... ese hombre está ahí, todo vuelve a mi cabeza pero me lo aguanto. Y el día que me encontré con tu hermana se cumplían siete años de lo sucedido, nadie lo sabe y nadie lo recuerda mas que yo—

—Eras solo una niña...— Mar asintió con dolor.

—Tuve la suerte de la que casi nadie se salva, actualmente no he vuelto a ir a ese lugar y no lo pienso hacer. A veces no sé, el tiempo que estuvimos peleados por mi orgullo, pienso que...— le tomó un tiempo decir lo siguiente— que hubiera sido mejor que no me hubieran rescatado así no hubiera vuelto tu vida miserable—

—Cierra la boca—

—Sabes que es verdad—

—No, no es verdad. Mi vida antes de ti era vacía así mis padres pudieran darme el mundo entero. Al contrario de ti yo siempre obtuve todo lo que quería pero jamás fue suficiente, no hasta que llegaste tú...— se tomó una respiración leve para seguir— el día de la semifinal creí que te perdería para siempre, pensé que te habías ido justo en frente de mis ojos. Incluso peleados pensaba que podía averiguar una manera de volver a hablar contigo, pero cuando casi te pierdo en ese ring dije que no podía separarme de nuestras tardes de películas y de estudio, tus insultos en español que no entiendo y tus regaños de mamá, así que no, me alegra que te hayan rescatado y me alegra que no te haya pasado nada— Mar le sonrió entre lágrimas y lo abrazó poniendo su cabeza en su hombro.

—Gracias por quedarte—

—Me gusta estar aquí—

—No me podrías dejar, ¿pero te podrías quedar?—

—Sí, me quedaré—

El amor es resistente, es real. Probablemente no haya amor que no duela, pero no hay amor que se sufra para siempre.

[🩷💙]

Un mensaje antes de cerrar el cap, más que una historia de nuestra querida Mar quiero promover la concientización del tema de la inseguridad al menos de mi país. Es un tema del cual debemos de tocar con el mayor respeto que se pueda. Y recordar que no todas corren con la misma suerte de Mar, hay varias que ya no vuelven a ver a luz del día. Apoyemos a madres buscadoras, para que las historias como la de Mar siempre acaben con un final feliz y no dejándola de ver.
-M.A 07/08/2024