El amanecer todavía no había llegado cuando Eve siguió a los an Craite hasta el lugar de la coronación del nuevo marca de Skellige. Los jarls habían estado más de lo esperado debatiendo sobre los dos pretendientes que quedaban. Esto era un pulso entre Hjalmar y Cerys.
Eve no tenía ni idea de a quién iban a elegir, pero tenía claro que su futuro dependía de ello. Le había hecho una promesa a Hjalmar que no sabía si podría cumplir después de aquella decisión. Si él era rey, quizá ella era un estorbo. Si no lo era, tarde o temprano tenía que casarse con otra mujer y Eve no había nacido para ser una concubina. Ya daba igual la duración del contrato, porque Hjalmar parecía quererla a su lado a toda costa.
Llegaron a lo alto de una colina donde había un escenario iluminado con antorchas y con la luz de la luna. Detrás, el pino sagrado presidía la escena. Los jarls ya estaban esperando alrededor de él. Lugos el Amoratado estaba con los brazos cruzados y dedicó una mirada de odio a los an Craite. Era un día de celebración en medio de la masacre del día anterior.
Crach era el único que podía presumir de mantener a sus dos hijos con vida y pasará lo que pasase su clan gobernaría desde aquel momento las islas. Quizá el resto de jarls nunca iba a olvidar que sus hijos habían muerto bajo su techo, aunque sus hijos habían limpiado su nombre.
Svaringe ya se había marchado, antes de que alguien pudiera pensarse dos veces si sentenciarlo a muerte. Porque esas eran sus dos opciones; exilio o muerte. Su madre esperaba en Kaer Trolde a que el nuevo monarca sentenciara su destino.
El más anciano de los jarls subió al escenario para anunciar la decisión de la asamblea. Hjalmar dio un paso al frente con seguridad, aunque Eve pudo ver el sudor que le caía por la frente. Cerys miraba con confianza al jarl, casi desafiante. Ella creía que era la mejor pero aún así era difícil conseguir romper con la tradición de Skellige. Eve lo sabía bien.
—Los jarls hemos decidido que el nuevo monarca de Skellige sea... Cerys an Craite.
Ella no lo celebró sino que subió al escenario con un gesto solemne. Hjalmar no hizo nada más aparte de apretar los puños. Eve sabía que su mundo se había derrumbado. Ya no habría más aventuras para conseguir la corona ni más pruebas de fuerzas para impresionar a los jarls. Su vida ya no tenía ningún sentido.
—Después de la muerte de Bran, por fin termina nuestro luto. Hoy coronamos a una nueva reina. Jurémosle lealtad.
Cerys cogió ella misma la corona y se la puso sobre el pelo. No abandonó su semblante serio cuando se dirigió a sus nuevos súbditos.
—Gracias a los que os habéis mantenido a mi lado. Sé que otros querían ver a otro en mi lugar.
Hjalmar se cruzó de brazos. Eve temió que hiciera alguna maniobra desesperada, como a menudo pasaba cuando se sentía acorralado o enfadado. Por un momento pensó que iba a salir corriendo y arrebatarle la corona a su hermana. Pero no lo hizo, se mantuvo firme hasta el final de su discurso.
—Traeré paz y prosperidad a Skellige frente a aquellos que nos amenazan. Si quieren guerra, tendrán guerra, pero mi deber es asegurar que cada niño pueda jugar en la calle sin miedo.
Eve consiguió llegar hasta Hjalmar pero él ni siquiera se dio cuenta de su presencia. Tenía la vista fija en su padre y cómo le hacía una reverencia a Cerys para jurarle libertad. Él fue el siguiente.
Hjalmar movió los labios con el ceño fruncido y Cerys le dio la mano, casi como un igual. Aún así, la furia de Hjalmar no se apagó y se escabulló entre la multitud para desaparecer en el bosque. Nadie lo había visto, excepto Eve y Cerys.
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Tormentas de Skellige (The Witcher 3)
FanfictionÚrsula von Everec es una noble de Redania que de la noche a la mañana perdió toda su vida. Ahora tiene que hacerse un hueco sin su fortuna en un mundo asediado por la guerra. Su camino la lleva a trabajar para el rey de Skellige como alquimista y cu...