Capítulo 20 "Fiera"

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María curaba las heridas de Jennie con mimo y determinación . La joven hacía esfuerzos por no quejarse y asustarla, pero cada puntada de la aguja en su hombro era tan lacerante y dolorosa como la anterior.

ꟷMingyu y Seulgi se quedaron dormidos. Les di un té relajante, receta de mi madre, que tenia mano de santo.

ꟷGracias, María, por todo ꟷagradeció con sinceridad.

ꟷNo se merecen esto, niña. Tus amigos te quieren mucho y creo que esta visita a Londres no la van a olvidar nunca. ¿Se va a quedar aquí para siempre, señorita Jennie?

No lo sabía. De hecho, tenía varias propiedades interesantes que ver. Sin embargo, aunque ahora corría peligro estando allí, Londres no le desagradaba. A excepción del clima, la ciudad le encantaba.

ꟷSí, por ahora ꟷcontestó frunciendo los labios para no gritar de dolor.

ꟷMe alegra oír eso. Me gusta verla aquí. Santa madre de Dios, chiquita ꟷ murmuró la mujer muy preocupada. ꟷSu padre venía con estas heridas y a veces pensaba que lo que fuera que hiciese por las noches debería de ser muy importante para que valiera la pena ser maltratado de ese modo.

ꟷLlámame Jennie. Tutéame, por favor. ¿Tú… lo curabas?

ꟷHuy, sí ꟷcontestó María dando otra puntada. ꟷAunque no servía de mucho mi ayuda, porque después de dormir todo el día, sus heridas habían cicatrizado completamente como por arte de magia. Deseo, mi niña, que a usted… que a ti te pase lo mismo porque esto tiene que dolerte.

Jennie apretó la mandíbula para soportar la última estocada. No, a ella no le pasaría lo mismo hasta que Lisa no la alimentara. Su padre había sanado porque hasta entonces todavía no había conocido a su madre y no habían realizado el intercambio de sangre para la vinculación. Jennie sí. Y la necesitaba con todas sus fuerzas. Deseaba tomar a Lisa y morderla por todo el cuerpo, beber de ella, de todos sitios. Al imaginársela desnuda y ella encima saboreándola, sintió que los pezones se le endurecían. Maldiciendo entre dientes se levantó de la silla del tocador y dejó a María con el hilo y la aguja en la mano.

ꟷ¿Qué te sucede, pequeña? ꟷpreguntó la mujer.

ꟷNecesito un baño… ꟷsusurró acalorada apartándose el pelo de la cara.

ꟷEstá bien ꟷasintió recogiendo el botiquín de enfermería. ꟷ¿Quieres que te prepare la bañera?

ꟷNo, me gustaria estar sola por favor. Muchas gracias.

ꟷComo quieras ꟷse acercó a ella y sin mediar palabra la abrazó y la besó en la mejilla. ꟷYo cuidaré de ti mientras ella no lo haga.

Jennie dio un respingo entre los brazos de la mujer. ꟷSoy una mujer adulta, niña ꟷle explicó acariciándole la cara. ꟷY percibo muchas cosas. Como que el amor no entiende de nada. Ni de género, ni de tiempos, ni de espacios o clases. O razas.

Jennie apartó la mirada, más avergonzada de lo que deseaba, pero María continuó.

ꟷLisa te necesita y tú la necesitas a ella. Es muy sencillo.

ꟷNo lo es.

ꟷClaro que lo es ꟷinsistió ellaꟷ No se puede luchar ante el verdadero amor. Por amor, se arriesga todo, todo ꟷrepitió María misteriosamente.

ꟷEres una mujer muy extraña, María ꟷla miró fijamente a los ojos y entonces percibió algo de ella. Había sido hermosa y todavía lo seguía siendo. Sus ojos negros parecían infinitos y eran realmente magnéticos.

ꟷ¿Quién eres, María? ¿Qué eres? Tú… sabes cosas. No me engañas.

ꟷSólo soy una mujer que ha aceptado todas las realidades que conviven en nuestro mundo. No me da miedo lo que eres, como tampoco me dio miedo tu padre. Supongo que he aceptado que humanos y seres de otras procedencias viven juntos y que lo único importante a saber sobre ellos es la verdadera naturaleza de su corazón. No me parece nada descabellado saber que hay muchas razas de seres y otras formas de vida. ¿Y a ti? ꟷarqueó las cejas amagando una sonrisa de complicidadꟷ Tampoco tengo interés en saber qué eres tú. Sólo me importa saber que estás en el bando de los buenos. Yo lo estoy ꟷle guiñó un ojo. ꟷ¿Lo estás tú?

HEREDERA | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora