Capítulo 12 "Hambre"

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Lisa se encontraba en su casa. Tendida sobre su cama todavía podía oler en el colchón el perfume de Jennie. Herida y abatida, había perdido tanta sangre que apenas tenía fuerzas para caminar, pero el aroma de su Cáraid la mantenía todavía despierta.

Jisoo y Bambam estaban muy preocupados por ella. Si Lisa no lograba recuperar a Jennie, ella no podría sanar ni usar sus poderes. Sin ella, poco a poco, la vaniria moriría. Y si bebiera de alguien más, de otra que no fuera su cáraid perdería su alma y se convertiría en un nosferátum.

Jisoo atendió las heridas de su amiga. Las limpió y le puso una pomada cicatrizante que poco haría en aquellos cortes profundos y en aquella carne quemada y lacerada. Le había costado extraer todos los trozos de cristales que se habían quedado clavados en su espalda y alrededor de la columna. Incluso el sujetador deportivo qué había llevado estaba hecho trizas.

Lisa recordaba la cara de Jennie cuando vio a Kuma. Lo que ella no sabía es que le había encargado a Jisoo que se llevara al perro con ellos el mismo día que sacaron a la híbrida de Seúl. Entonces no entendió muy bien por qué iba a tener ese detalle con ella, teniendo en cuenta que la odiaba. Pero tal como habían ido las cosas luego no podía más que agradecer aquel instinto, aquella intuición. Aquel gesto podría hacer que ganara puntos con ella.

Jennie había sonreído por aquella sorpresa. Ella la había hecho sonreír, y quería volver a hacerlo. Estaba tan arrebatadora con aquella sonrisa blanca que le llegaba a los ojos. ¿Y sus dientes? Sus colmillos eran pequeños, femeninos y sexys. Estando como estaba, manteniéndose con las fuerzas que tenía en la recámara, sintió como su pecho se incendiaba. Ni medio inconsciente podía apagar el fuego que avivaba Jennie en su interior.

Iba a ser su fin. Jennie no podría perdonarla. Ella no se entregaría de nuevo. Pero incluso furiosa como estaba, había intentado protegerla de los latigazos y además había oído cómo insultaba al prepotente de Taehyung por haberle pegado.

Y luego... todavía no sabía si el contacto de su mano en la cara y los ojos tristes y llenos de dolor de su cáraid eran resultado de su abatimiento o realmente había pasado.

La necesitaba. Necesitaba tocarla y sentirla. pero todo, todo lo que le pasaba ahora, lo merecía. Ley de causa y efecto.

Gruñó y hundió la cara en la colcha.

De nada servía lamentarse. Sus fuerzas irían menguando, volvería su mortalidad y Con un cuerpo humano esas heridas le producirían fiebres, infecciones e incluso la muerte. Y si no eran esas heridas cualquier enfrentamiento con un lobezno, un nosferátum o un humano con un arma podría matarla. Y si no, finalmente, la mataría la sed que sentía por ella. Ahora era vulnerable. Sin la alimentación de su cáraid, su cuerpo perdía todo el poder. Una debilidad que había sido capricho de los dioses. Los maldecía con toda su furia.

Pero no se iba a rendir. Aquella bella mujer de ojos lila y pelo azabache estaba muy equivocada si creía que la iba a dejar en paz. Lucharía por ella hasta que su magullado cuerpo aguantará. Hasta el último día.

El dolor le advertía de que no aguantaría mucho, pero mientras tanto tenía que ir al aeropuerto en unas horas a recoger un regalo para Jennie.

Jennie se encontraba en su nueva habitación. En la mansión de su abuelo As. Había que admitir que su abuelo tenía un gusto exquisito para la decoración. En menos de doce horas, realizando unas cuantas llamadas y desplazando a todo un equipo de decoradores hasta su mansión, había preparado toda un ala sólo para el uso de Jennie. Una zona sólo de su uso exclusivo, con todas las comodidades que una mujer de su edad podía necesitar. La habitación había sido pintada en tonos ciruela y la habían transformado en una suite de lujo, muy informal y joven. Laptop, pantalla de televisión curva, equipo de sonido... El baño lo habían redecorado colocando una bañera hidromasaje de casi tres metros de diámetro. Y al lado, en una habitación contigua, habían armado un vestidor en tonos violeta pálidos que no tenía nada que envidiar al de Mariah Carey.

HEREDERA | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora