Capitulo 26 "Don"

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ꟷYa está

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ꟷYa está . Ya se está despertando.

Oía esa voz en la lejanía. Quería moverse pero no podía. Tenía frío y se sentía drogada. ¿Dónde estaba? ¿Dónde estaba Lisa? ¿Qué habían hecho con ella? ¿Si estuviera muerta ella lo sentiría físicamente?

Agitándose, intentando recuperar la movilidad, se percató de que estaba atada. Una luz potente la iluminaba y ella quiso abrir los ojos, pero esa luz la cegó.

ꟷLevanta la lámpara ꟷordenó otra voz.

¿De donde le sonaba?

Kai... No. No quería que fuera cierto.

Jennie inspiró trémulamente, como si hubiera estado llorando durante horas, y olió a podrido. Esa peste insoportable provenía de él.

Tenía la boca pastosa y sabía perfectamente que la habían drogado y que además estaba atada sobre una mesa metálica y muy fría.

ꟷHola, querida ꟷKai sonrió con cinismoꟷ Te hubiera llevado a una de mis casas, pero tus amigos las han cercado y las han quemado muy amablemente. Levántenla ꟷordenó.

La mesa metálica giró ciento ochenta grados y la dejó en posición vertical, como si estuviera de pie. Los brazos extendidos a los lados y las piernas abiertas.

Jennie miró a Kai. Era un vampiro. Pálido, con los ojos ojerosos y rojos, los dientes amarillos y los labios morados.

ꟷSuéltame ꟷmurmuró intentando vocalizar lo mejor posible. Sus músculos se despertaban poco a pocoꟷ ¿Dónde estoy?

Kai se echó a reír.

ꟷMírala, Lisa. Está aquí por tu culpa.

ꟷEn Glastonbury Tor, álainn ꟷmurmuró Lisa.

Cuando Jennie oyó esas palabras supo que Lisa estaba con ella y que si podía hablarle era porque seguía viva. La alegría y la esperanza se desbordó en su interior.

ꟷNo supiste protegerla, como tampoco hiciste con nosotros hace tantos años.

ꟷNo... ꟷgimió Jennie intentando enfocar la mirada. No permitiría que hiciera culpable a Lisa de eso. Ni hablar. Suficiente soportaba Lisa con sus recuerdos.

Jennie se esforzó un poco más para ver dónde estaba. El suelo empezó a delinearse. Un suelo grisáceo, sucio. Alzó la vista y vislumbró una madera clavada en el suelo. Unos centímetros más arriba unos pies sucios y sangrantes estaban clavados por el empeine con una estaca a la madera. Jennie apretó la mandíbula al ver esa imagen. Siguió ascendiendo y sintió que el corazón se le partía a cada milímetro. Unos pantalones negros de cubrían unas piernas poderosas, pero ahora, sin embargo, indefensas y en muy mala posición. El torso desnudo, solo cubierto por un sujetador deportivo hecho trizas y húmedo por los cortes llenos de sangre por doquier que empapaban el pantalón y los brazos abiertos en cruz se sostenían porque las muñecas estaban clavadas a la madera con unos clavos.

HEREDERA | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora