Capítulo 3 "Sentencia"

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El viaje hasta Inglaterra fue menos problemático de lo que en un principio parecía que iba a ser.

Cuando llegaron al avión privado, Ruby tuvo que hacer un esfuerzo para caminar hasta las escaleras de abordaje. Lo consiguió gracias a los empujones que recibía de Lisa. Miró a su alrededor. No sabía ni dónde estaba ni si todavía seguía en Corea. ¿Era aquel el primer avión que tomaban?

Ya en el confortable avión, Lisa la hizo sentar a su lado, alejada de los otros tres, que le daban miradas furtivas. Ella se cubría el torso como podía, pero el brazo lisiado le dolía tanto que apenas podía levantarlo. Se hizo un ovillo y volvió a darle la espalda a Lisa, mientras tiritaba de frío. El aire acondicionado del avión estaba demasiado fuerte. Pero antes de cerrar los ojos, tuvo que aguantar cómo Kai le sacaba la lengua varias veces y la movía haciendo círculos. No podía dormirse. Lo intentaba, pero no podía. ¿Y si lo hacía y se encontraba con que ese tipo la había desnudado y…?

No, eso no. Fingiría que dormía, por si acaso. Era mejor cerrar los ojos que verles las caras. Todavía esperaba que esos seres demostraran algo de compasión. Si luchaban por los suyos y vengaban a los que habían matado, eso significaba que tenían corazón, ¿verdad?

Y si tenían corazón, todavía había esperanza para ella. O tal vez no. Cuando llegaron a Inglaterra, dos Mercedes G-Wagon como los que había visto en Seúl los esperaban en el aeropuerto. Entraron a las camionetas y se dirigieron a algún lugar en particular.

Intentando averiguar dónde se encontraban, Ruby pudo leer un cartel que ponía "West Midlands", luego otro que indicaba "Birmingham" y el último que pudo leer, "Dudley"

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Intentando averiguar dónde se encontraban, Ruby pudo leer un cartel que ponía "West Midlands", luego otro que indicaba "Birmingham" y el último que pudo leer, "Dudley".

Si fueron más lejos de allí ya no lo supo, porque los ojos empezaban a cerrársele, ignorando sus esfuerzos por mantenerlos abiertos.

La camioneta paró en seco. Ella miró hacia atrás y vio las luces del otro Mercedes que se apagaban, al igual que ambos motores.

Dios mío. Ya había llegado.

Quiso parecer serena y digna, pero no pudo. Cuando Lisa la sacó del vehículo, sus rodillas parecían gelatina y no podía andar. Tiritaba sin control y seguramente tendría muy mal aspecto.

La vaniria la miró de arriba abajo, despreciando cada centímetro de su cuerpo.

ꟷVamos.

La tomó del codo y empezaron a caminar.

Los alrededores eran tan oscuros… Sin embargo, sabía que donde estaba había mucha vegetación. Lo sabía porque olía igual que su jardín cuando estaba húmedo después de regarlo. Se acongojó al recordar su casa. ¿Y Kuma? ¿Estaría bien? Alguien tenía que cuidarlo. No tenía más de tres meses, todavía era un cachorro, su cachorro.

La llevaron por unas escaleras que descendían a unos túneles subterráneos. Ruby no podía ver nada, pero ellos parecían tener visión nocturna o a lo mejor se dejaban guiar por el sonido como los murciélagos. Aunque no se imaginaba a ninguno de ellos convirtiéndose en un murciélago.

HEREDERA | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora