#1 Casa nueva, vida nueva

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Marta busca las llaves de su nuevo apartamento entre las mil cosas que tiene en su cartera. Cuando finalmente las encuentra, abre la puerta de su nuevo hogar.
Compró a muy buen precio un gran apartamento súper amplio del cual se enamoró a primera vista. Era tan lujoso que Marta sintió que podría estar muy bien allí, tenía un balcón maravilloso que daba a un gran parque y eso le gustaba mucho.
Su tía Digna se encargó de acomodar la mayoría de sus cosas para que se sintiera a gusto y sobre todo para sentir la paz que hace años no sentía junto su marido.

Luego de almorzar, Marta escuchó el sonido de su móvil. Era su amiga Luz quién había mandado un mensaje.

— Marta! Me enteré que te has mudado a tu nuevo apartamento. Espero que pronto me invites a tomar un trago y estrenar tu nuevo espacio. ¿Cómo has estado?

— Hola Luz, claro que sí. Estoy muy contenta de al fin tener un espacio solo para mí. Haber comprado este piso ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mucho tiempo.

— Me alegro que así sea. Mañana si quieres puedo pasarme luego de la guardia. Además quiero que me cuentes qué tal los vecinos... Y las vecinas!

— Aún no he conocido a nadie de aquí, acabo de llegar. Pero te espero mañana para que podamos tomarnos varias copas, que las necesito!

Marta dejó su móvil a un lado y tomó un libro para ponerse a leer en lo que sería su nuevo balcón. Un nuevo espacio para disfrutar y aprovechar de la bendita libertad.

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— Al fin se han ido! — dijo Fina luego de ver que los grandes camiones de mudanza por fin dejaban el frente de su pastelería libre.

Hace varios días ha visto que llegaban y se iban muchos camiones de mudanza que subían cosas al edificio, sabía que se mudaba una nueva vecina por lo que le ha contado su padre y sobre todo porque los pocos momentos que pasaba en su casa, eran arruinados por el ruido infernal que hacían al mover tanto mobiliario.

¿Eran necesarias tantas cosas? Tras el hecho de que tapaban el frente de su pastelería y la gente no podría parar con su coche a comprar, era justo el apartamento frente al suyo el que estaba de mudanza y arreglos. Ya no lo toleraba ni un minuto más.

Su padre Isidro, el encargado del edificio que vivía en la planta baja, sabía mucho más que ella, pero se limitó a comentarle que una mujer adinerada iba mudarse junto frente a su apartamento. ¿Qué ironía no? Una ricachona frente a una pobre pastelera que lo único que esperaba era que unos camiones no estropeen sus ventas. 

Al finalizar la jornada de trabajo, Fina cerró su tienda y se dirigió al apartamento de su padre. Desde su móvil pidió una hamburguesa para cenar en su casa y esperó abajo en el hall al repartidor para no tener que bajar nuevamente.

Varios vecinos entraban y salían, la mayoría la saludaban porque la conocían y porque sabían que era la hija de Isidro, salvo una mujer muy elegante que le pasó por al lado, ni la miró y se quedó esperando junto a la puerta sin hacer ningún tipo de interacción con ella ni con nadie.

Esa mujer era alta como ella, aunque usaba tacones. Tenía el cabello rubio o castaño claro, unos rizos preciosos que adornaban su rostro, sus ojos azules eran atrapantes, su nariz era muy armoniosa y su boca... Su boca era magnética. Fina se sorprendió al ver a una mujer así en su edificio. En realidad se sorprendió al ver una mujer así en la vida, porque la belleza era algo que Fina Valero sabía apreciar más que bien.

En cuanto llegó el repartidor, Fina se acercó a la puerta de entrada y vió cómo esa mujer tan bella casi sin registrar al repartidor, había tomado su pedido sin siquiera decir gracias. Y a pesar de su belleza y su impronta, claramente Fina no iba a dejar que eso se quede así.

MUJER CONTRA MUJER 🧁 | Marta y Fina - Sueños de Libertad #MafinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora