MUJER CONTRA MUJER 🧁 | Marta y Fina - Sueños de Libertad #Mafin

#17 Marta

Volví! Espero que tengan buena lectura. Les leo en comentarios ✨

Regresé a Perfumerías de la Reina después de tomarme unos días para cuidar de Fina y sus asuntos, mientras su padre, Isidro, comenzaba su tratamiento. Me alegraba ver que su salud había mejorado significativamente en solo una semana con la medicación adecuada.

Después de una mañana ardua de trabajo en la fábrica, decidí hacer una pausa y visitar a Fina en la Pastelería Soñar. Quería ver cómo se encontraba.

Al entrar, me recibió el aroma tan familiar de los bollos suizos que hacía mi madre y que me encantan. Saludé rápidamente a Claudia y me dirigí hacia el obrador donde Fina estaba decorando una tarta.

Tenía la chaqueta del trabajo, su cabello recogido en un moño y una gran sonrisa en su rostro que se dibujó al verme ingresar.

— Hola, mi vida. — dije, besándola en la mejilla.

— Hola, ¿cómo va todo? — dijo Fina que se rió y me devolvió el beso.

— Todo normal en la fábrica, solo papelerío. — respondí — Pero te he echado de menos.

— Yo también te echaba de menos, cariño. Aunque me alegra saber que ya has retomado tu rutina después de haberme cuidado tanto. — afirmó Fina.

— Sabes que lo he hecho con gusto y lo volvería a hacer. — le contesté sonriendo.

Nos dirigimos hacia el mostrador y me senté en una de las mesas para observarla mientras trabajaba. La pastelería estaba más bonita y decorada que nunca, con detalles que reflejaban su personalidad, como si conocieran a la perfección a la pastelera Fina Valero.

— ¿Han cambiado la decoración? — pregunté con curiosidad.

— Ah sí, pues es una sorpresa que le habíamos hecho a Fina para cuando regresara a trabajar. Tiene mucho de ella y de su padre. — afirmó Claudia sonriendo.

Sí era cierto que la decoración hablaba mucho de ella. Eran varios cuadros con dibujos muy simples pero preciosos. Una niña con su padre entre flores blancas. Una mujer pastelera con sus preparaciones. Un grupo de amigas disfrutando en un bar.  Y así muchísimas cosas más muy auténticas.

— La verdad te ha quedado impecable, Claudia. Seguro que a Fina le ha encantado. — afirmé sonriendo.

— Ay, Marta. Si vieras lo que he llorado con este recibimiento. Tengo las mejores empleadas del planeta. — contestó Fina emocionada.

— Bueno, bueno, sí que todas hemos colaborado pero la que ha tenido la idea ha sido Marinieves, que pobre no pegaba ojo pensando en si aquí la jefa se encontraba bien. — afirmó Claudia riendo.

— ¿Marinieves? ¿La nueva empleada? — pregunté con curiosidad.

— Así es. Marinieves es un sol y ha sido un detalle gigantesco lo que ha hecho con la decoración de la pastelería. — respondió Claudia.

— Bueno, ya sabéis que os adoro a todas. — contestó Fina riendo.

No pude evitar sentir unos pequeños celos ante la actitud de Fina frente a los halagos hacia la tal Marinieves. Pero eso no se quedó solo allí porque al parecer la suerte estaba (o no) de mi lado.

Marinieves entró a la Pastelería con una sonrisa en su rostro. La mujer no era muy alta pero era esbelta. Tenía el cabello oscuro, un vestido largo abierto de color amarillo, unos zapatos azules altos y un bolso negro encima.

— Hola, chicas — dijo, dejando su bolso en el perchero.

Pude ver cómo la mujer se acercó lentamente a Fina y la miró con admiración. Con la admiración que yo siento por ella. ¿Cómo se atreve?