doce

556 79 12
                                    

Jennie se removió en el nido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jennie se removió en el nido. Estaba de espaldas a Rosé, con el pecho caliente de la alfa pegado a su cuerpo. Esa posición le gustaba mucho, ya que su creciente estómago quedaba de lado y era más cómodo, además los fuertes brazos de la alfa eran como un ancla que la mantenían firme.

Suspiró complacida.

Entre sueños, la pelirubia la estrechó más hacía sí misma. Sentía su respiración ardiente en su nuca, y la mano protectora encima de su vientre.

Rosé está muy caliente, pensó.

Abrió de repente los ojos, grandes como un plato. Había algo más... algo más, pegado a su cintura baja. Algo duro, y grande. Tragó saliva.

Intentó moverse hacia delante, pero Rosé gruñó entre sueños. Todo su cuerpo vibró, y su entrada empezó a palpitar despacio y a humedecer lentamente.

Como pudo, dio vueltas entre el brazo y el cuerpo de Rosé, quedando a un palmo por debajo de la cabeza de la mayor, justo en su cuello. La piel ardía, le llegaba las ondas de calor que irradiaba.

El día recién estaba empezando, las nubes tiñen de gris el cielo londinense. Fuera hacía frío, todavía el clima imperioso se rehusaba a desaparecer.

Al estar tan cerca, se dio cuenta.

Por un instante temió. Cerró los ojos, y pensó. Recordó. Todos esos alfas que le habían maltratado, de los que tuvo que hacerse cargo siendo apenas una adolescente, y Jung-su. Pasaban como una mala película por su mente, imagen tras imagen.

Grandes, fuertes. Manos sosteniendo su cuerpo, su boca. Flashes. Rostros difuminados, olores que se desvanecían, días y noche.

Sacudió esos pensamientos de su mente, porque esa había sido otra vida aunque no hubiera pasado tanto tiempo parecía muy lejano, aunque por momentos también cercano.

Pero no, no eran ellos quienes estaban a su lado en ese momento. Es Rosé, se obligó a pensar. Rosé. Rosé. Es la mejor alfa que conoció nunca, que la trata bien, que es dulce y amable, que la quiere y la respeta, tanto a ella como al cachorro, que le brinda su calor por las noches y su brazos cálidos de día. Que la besa tan dulce, tan suave, tan delicado. Cómo si... como si ella valiera algo en verdad.

Como si valiera.

Tragó.

ㅡRosé ㅡsusurró. Esta se movió, y su dureza pegó en el muslo de la menor. Sonrió, apenada. ㅡRosé, despiértate. Alfa, por favor ㅡrogó, moviendo el hombro de la alfa.

Miraba sus facciones. Fascinada. Rosé era como una Diosa, con sus perfectas facciones delicadas y un suave perfil.

Hubo un pequeño gruñido. Se movió. Le besó la mejilla. Sus labios eran fuego, y el aroma que desprendía la alfa era cegador.

ㅡOmega ㅡsusurró, todavía dormida. Su boca entreabierta, y su cabello revuelto.

ㅡRosé... estás... estás ㅡbalbuceó. ㅡ¡Alfa! ㅡLlamó, más alto al ver que Rosé pretendía seguir durmiendo.

burdel ↬ chaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora