❝Roseanne Park es una alfa, fuerte y segura, concurre una noche al burdel Petit Omega para culminar el día de su cumpleaños, casi obligada por la amiga de la vida, pero está segura de que es mala idea.
Lo que no sabe, es que conocerá a una omega de...
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Rosé conducía con tranquilidad, sonriendo hacia su omega que tenía la cara de felicidad pintada en su rostro.
Estaban volviendo de una pequeña tienda de ropa para bebés recién nacidos, y Jennie tenía en sus manos un par de pequeños escarpines blancos tan, tan, chiquitos que entraban en su dedo pulgar.
Habían comprado bastante. La omega se enloqueció con los enteritos, pantalones y gorritos. Rosé eligió batitas de varios colores. Eran neutros, verdes y blancos. Con mariposas, autitos, gatitos.
Jennie no quería ropa que tuviera género, y eso le pareció adorable a la mayor. También compraron cambiadores, bolsos para llevar todo lo que necesita. La omega miraba con ilusión todo, y le brillaban los ojitos viendo cada prenda, tocando la suavidad con sus dedos, oliendo el aroma a perfume suave.
Parecía que el bebé era ella y no quién estaba en su vientre y Rosé pensó que era la cosa más hermosa del mundo, ver la emoción a flor de piel en la menor, pero se derritió un poco más de amor cuando apoyó los pequeños escarpines en su vientre e hizo que diera pequeños pasos sobre la tela de la ropa, que la marcaba aún más. Rosé la tuvo que besar ahí, se la quería comer entera. La omega era la más sonriente de la tienda, con sus dientes blancos y sus labios cerezas.
Jennie volvió a llorar cuando vieron la cuna que podría ser para Jihoon. Compraron una, que iban a llevar directo hasta la casa. También consiguieron pañales, mamaderas, peines, shampoos y una bañera.
Era realmente hermoso ver cómo todo iba tomando más dimensión. Ver el carrito lleno con todo lo que necesitaban, como Jennie reía y señalaba algo que inmediatamente Rosé lo guardaba.
Jennie amaba la cara de Rosé, conteniendo las lágrimas con cada cosita nueva que agregaban a la lista.
Hablaban y elegían, y la omega era el ser más feliz y Rosé quería que fuera siempre, siempre así.
Salieron, con las bolsas llenas, así como su corazón rebosante de alegría. Cargaron el auto, y fueron a la consulta que tenían pactada para ese día.
Rosé no dijo absolutamente nada del auto que vio que las venía siguiendo.
···
ㅡLa presión arterial está bien, pero el ritmo cardíaco es un poco alto ㅡmurmuró la Doctora, hacia Jennie y Rosé, mirando el monitor que indicaba los niveles. ㅡNecesito que te relajes un poco, Jennie.
Jennie asintió, un poco más nerviosa por lo dicho.
Estaban en la consulta para decidir bien qué fecha iba a nacer el cachorro. La doctora quería programar la cesárea para dentro de dos semanas, para así asegurarse que llegue a término.
ㅡ¿Pero está todo bien? ㅡMurmuró la pregunta la omega, sosteniendo la mano de su alfa, mientras la enfermera tomaba nota de los valores, terminado que la respuesta no sea la esperada.