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JENNIE

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JENNIE

Son más de las cinco cuando miro el reloj, preguntándome si realmente me han dejado plantada esta vez. No sé por qué la he llamado, coqueteado con ella y luego aceptado una cita. Quizá sea porque necesito sentirme menos como un monstruo frío y más como una mujer.

Yo viví. Otros murieron.

Yo viví, pero me siento muerta.

Tal vez quiero sentirme viva, considerando que mi tiempo puede ser limitado. Debería atesorar cada momento... siempre que no esté cobrando una deuda atrasada. No es precisamente romántico pensar en una chica mientras cortas a otro en pedazos, pero Lisa estuvo definitivamente en mi mente durante los tres días que pasé cobrando la deuda de Jin.

No en los oscuros rincones de mi mente que están reservados para la venganza. No. Lisa estaba en las partes buenas que yo creía que ya no existían. Ella despertó una luz que había desaparecido hacía tiempo, como si todo lo bueno que había en mí no hubiera sido destruido.

Justo cuando estoy a punto de enviarle un mensaje de texto para saber si se encuentra bien, de repente un cuerpo se desliza en el asiento frente al mío y mis ojos se levantan para encontrarse con unos dulces ojos marrones. Podría quedarme mirando esos ojos todo el día. El resto de ella también está a la altura de esos ojos perfectos.

Es el pecado y el placer contenidos en un paquete que me siento tentada a mirar.

─Lo siento mucho ─ dice gimiendo, indicándole a una camarera que se acerque. ─ Había mucho tráfico. Tuve que abusar de mi poder y encender las luces para poder pasar.

Mi sonrisa me sorprende cada vez que ella me hace usarla. ─ Está bien. Sólo estaba preocupada ─ miento, bueno, más o menos. Estaba preocupado por ella y también preocupada de que me hubiera dejado plantada.

Su sonrisa es genuina e instantánea cuando comprueba que no estoy enfadada, y la camarera aparece, poniendo fin al momento en que dos idiotas se sonríen mutuamente.

Sinceramente, no recuerdo un momento en el que sintiera que mi estómago se revolvía. Era una adolescente cuando mi vida se hizo añicos y la ilusión de la normalidad se quedó para siempre fuera de mi alcance.

Esto es lo más humano que he sentido en mucho tiempo. Y es sólo un café de camino al trabajo.

Ambas ordenamos y la camarera se marcha después de darle un rápido repaso a Lisa y guiñarme un ojo como si la aprobara. No es que necesite su aprobación.

─Entonces, ¿qué te ha hecho aceptar quedar conmigo? ─ me pregunta, aparentemente saltándose la conversación trivial. Supongo que es prudente, ya que nuestro tiempo es limitado. Sin mencionar que se gana la vida interrogando, así que es natural empezar una cita así con ella.

Decido no confesarle que me hace sentir como una mujer y no como el monstruo en el que he tenido que convertirme, ya que me encerraría y se desharía de la llave.

Justicia Divina - Jenlisa | G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora