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Hay verdades que no son para todos los hombres, ni para todos los tiempos.
-Voltaire
LISA
Dos oficiales nos impiden el paso en cuanto llegamos al porche de la casa de Jaehyun Jeong.
─Lo siento, agentes, pero nadie puede entrar sin permiso del sheriff ─ dice el que tengo frente a mí.
Chad Briggs. Me acuerdo de él.
Sonrío.
─A menos que quieran que llame a más de mis hombres porque están obstaculizando una investigación federal, les sugiero que se aparten.
Briggs da un paso adelante hacia mí, con un oscuro desafío en los ojos. ─ El Agente Johnson es el encargado de tu caso. Si él quiere venir a hablar con Jaehyun, me apartaré. Pero nos estamos tomando en serio la amenaza contra su vida y tú no vas a-
Sus palabras terminan en un gruñido cuando lo agarro de la muñeca y lo giro, empujándolo de cara contra la pared de la casa. Bambam saca su pistola cuando el otro oficial intenta estúpidamente coger su propia arma.
─Voy a ser muy clara ─ le digo a Briggs, torciéndole el brazo por detrás y haciéndolo gritar. ─Hablaré con quien mierda quiera hablar, considerando que tus muchachos trataron de matarme anoche. Y si eres listo, mantendrás la boca cerrada hasta que me haya ido. O pediré todos los putos favores que me deben dentro del FBI para que venga todo un ejército de agentes a este pueblo, para contarles como los corruptos y cabrones oficiales del sheriff están intentando derribar a un agente federal. Ahora, ¿quieres retroceder, o debo empezar a hacer todas esas llamadas telefónicas?
Deja de forcejear y siento que se pone rígido.
─Sí. Piensa en lo que harías si uno de tus chicos estuviera en el punto de mira de un forastero. Yo también tengo amigos así, oficial.
Maldice, y el otro tipo se da la vuelta y se dirige al interior, llamando a Jaehyun mientras Bambam enfunda su arma.
Briggs se frota la muñeca recién herida y yo le doy un codazo, obligándole a entrar por delante de nosotros. Preferiría hablar con Jaehyun a solas, pero no quiero que llamen al sheriff como si fuera un perro de ataque antes de que yo pueda decir unas palabras.
─ ¡Jaehyun! ─ vuelve a gritar el otro oficial.
─Sí. Sí. Ya voy ─ dice una voz procedente del final del pasillo.
Jaehyun Jeong aparece, vistiendo nada más que una toalla y arqueando una ceja. ─ ¿Quién mierda eres tú?
Es más delgado que las otras víctimas, pero aún macizo, como si hiciera ejercicio pero no quisiera aumentar de volumen. Tiene el pelo oscuro y le cae casi sobre sus oscuros ojos. Es alto.
─ ¿Qué te parece si te hago algunas preguntas?
─Estos son gente del FBI ─ refunfuña el otro oficial.
