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LISA

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LISA

─ Entonces, tu chica está forrada en dinero, ─ dice Somi, dejándose caer a mi lado.

─ ¡¿Estás investigando sus finanzas?! ─ pregunto incrédula. ─ ¡Eso es una invasión de la privacidad!

─Meh, sólo eché un vistazo. No se trata de una sospechosa ni nada parecido, así que no estoy infringiendo ninguna regla importante.

─Sólo la ley, ─ digo secamente.

Ella sonríe. ─Me reclutaron por mis increíbles habilidades con las computadoras y para cerrar sitios web que no deberían estar abiertos. Me trasladaron aquí por mis conocimientos forenses. Nunca me llamaron por mi impecable moral. Y fue sólo un pequeño vistazo. Honestamente. Pero en serio, es muy rica. ¿Cómo es su casa?

Gruñendo, sacudo la cabeza. Somi definitivamente no forma parte del FBI porque sea una santa con una placa. Es una agente del FBI porque era la cárcel o trabajar con nosotros.

─No le digas a nadie más que has hecho esto, ─ murmuro, terminando el último expediente del caso que ya está listo para el fiscal.

─ Duh, ─ dice, sonriendo. ─ ¿Cómo es su casa? Realmente quiero saberlo.

─Nada llamativo. Es una casa de dos pisos que parece bastante bonita. No hace mucho que vive allí, así que no hay obras de arte ni nada en las paredes. Los suelos son de madera, pero no hay estatuas de mármol ni barandillas de oro, si eso es lo que quieres saber. Y su camino de entrada parece algo sacado de Sleepy Hollow, que para nada encaja con la dulce casa que hay al final.

Frunce el ceño como si estuviera decepcionada. ─Yo quería mansiones y cisnes en un lago. Maldita sea. ¿Para qué quieres tanto dinero si no tienes una casa bonita?

─Algunas personas son humildes, Somi. Ni siquiera habría sospechado que era rica.

Hablar de Jennie hace que vuelva a pensar en ella después de haber dejado de hacerlo. Me preocupa estar demostrando comportamientos obsesivos. Lo cual no sé si me gusta o no.

No ha contestado a mis llamadas en todo el día, y mis mensajes tampoco han sido respondidos. Así que me sorprendo cuando por fin me contesta.

JENNIE: ¡¡¡LO SIENTO!!! Mi trabajo se interpuso en el camino esta vez. He estado muy ocupada y sólo tenía mi teléfono comercial conmigo. Acabo de regresar a la ciudad hace unos minutos.

No sabía que tenía un teléfono para negocios o que había ido a una reunión de negocios. Pero me alivia saber que no me han dejado plantada.

─ ¿Es ella? ─ pregunta Somi, recordándome que sigue al acecho.

─Vete, Somi. Ella no tiene cisnes en un lago.

Murmura por lo bajo las palabras 'que desperdicio' antes de largarse malhumorada.
Comienzo a mandarle un mensaje, pero decido que prefiero oír su voz, así que la llamo mientras me dirijo a mi auto.

Justicia Divina - Jenlisa | G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora