Amaris Ece una chica hermosa, amable, inteligente, heredera a la empresa de su familia, rodeada por los chicos mas guapos del colegio... Ryu Matthew un misterioso chico, que regresa a la ciudad después de mucho tiempo... Una historia de amor, amis...
Llegó el día de la coronación real, todo el palacio estaba adornado y ya había sido arreglado, las flores decoran todas las ventanas, y el gran balcón, los pasillos están decorados perfectamente, todos van de allá para acá por la prisa, la abuela anda más apurada que todos después de todo estaba en el refugio con los niños y regresó hace dos días, Sky ladra contento, todo el ambiente se siente feliz y alegre, trato de no recordar esos días, Jayce está subido en unas escaleras terminando de acomodar todo, Scarl me ayuda con el vestido.
— Estás preciosa, mírate nada más. — Lo hago el peina está divino, llevo el cabello suelto con unas chispas mágicas, el maquillaje está demasiado wow, mis uñas están decoradas con un novia y entonces ya lista, salimos por los pasillos nuevamente hasta llegar a la entrada donde está Matthew.
— Wow, divina. — Dice con sus ojos brillando mientras me da la vuelta listos para entrar.
— Tu estás guapísimo. — Mis ojos brillan al verlo lo sé, lleva un traje negro su cabello bien peinado, sonrió y entramos cuando abren las puertas, todos están reunidos acá, hadas de las montañas vinieron también, llegamos hacemos todo lo del protocolo, y todos gritan.
¡Vivan! ¡Viva el rey y la reina!...
Siento la corona pesada en mi cabeza, pasamos nuevamente por el pasillo rojo saludando mientras tiran flores todo lleno de felicidad, veo a Jayce tomado de la mano con Nyx y sonrió asintiendo en aprobación a mi querido hermanito, porque le amo como si fuera mi propio hermano de sangre.
— Su alteza ahora que hemos sido coronados que hacemos?. — Sonríe y nos volvemos hasta ambos tronos.
— Gobernaremos juntos amor, siempre abra paz y felicidad.
— Así es amor. — Acomodo mi vestido rojo, los niños vienen y piden permiso para comenzar a entrenar.
— No solo eso pequeños hablen con Amaris. — Lo miro y sonrió recordando los te hablamos la noche anterior.
— Quienes quiera entrenar se les permitirá, también tendrán escuela. — Comienzan a brincar. — Y mandaré a que hayan maestros y maestras de baile, deportes, pintura, arte, canto lo que quieran para que saquen su lado creativo al fin de cuentas son niños aún.
— Sii!. — Se alejan contentos a contarle a sus familiares.
El tiempo pasa y la música se hace más presente, los banquetes son repartidos, se da comida, recibimos peticiones y otorgamos las necesarias acorde a las necesidades.
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