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Jaemin abrió los ojos. Cada vez que descansaba el sueño se precipitaba hacia él, pero no podía permitirse perder la oportunidad. Con las piernas temblorosas, se levantó de la cama y de puntillas fue a la puerta de su dormitorio. Estaba entreabierta y podía ver a Jeno acurrucado en el sofá, roncando suavemente, sus hombros subiendo y bajando constantemente. Una sonrisa victoriosa acunó sus mejillas y volvió a su cesto de ropa. Había esperado horas para que el hombre se durmiera, sus nervios se estremecían, mientras Jeno miraba la TV y terminaba el último bote de helado de Hope's Slow Churn Vanilla Bean. Sacó una vieja bolsa de gimnasia de debajo de la cama y luego metió la ropa en el interior, sin importarle que las estropeara. Su plan estaba cayendo en su lugar y él juró, podía probar la libertad. Mientras había fingido hacer tareas sencillas, había buscado por todas partes sus llaves y celular, pero concluyó que Jeno las había robado.

Cuando tenía todo lo que podía llevar, metió los pies en un par de calcetines y se echó una vieja sudadera con capucha. Su corazón golpeó contra sus costillas, mientras caminaba sobre el suelo tan silenciosamente como pudo. Jeno estaba roncando, su rostro relajado... Casi podía creer que no estaba loco. Estaba tentado a cavar dentro de los bolsillos de Jeno por las llaves del coche y el teléfono celular, pero no quería despertar al chico. Pisó una tabla del piso que chirrió y se congeló. El hombre gruñó una tos y rodó y volvió a dormir. Soltó el aliento que estaba reteniendo y se tomó su tiempo haciendo su camino hacia la puerta delantera, no queriendo pisar más tablas chirriantes.

La perilla de bronce resplandeció ante él y se agachó para recuperar sus zapatos. Con una última mirada al hombre dormido, el negó con la cabeza, esperando seriamente que el tipo recibiera la ayuda que necesitaba y pudiera vivir una vida plena. Su mano tembló cuando conectó con el instrumento de su libertad. Quería tirar de la puerta de par en par y correr, pero eso haría mucho ruido. En el momento en que tuvo suficiente espacio para atravesarla, hizo su salida. Caminó rápidamente por el pasillo y bajó las escaleras. No podía dejar de mirar detrás de él, seguro de que Jeno estaría pisándole los talones. Observó a sus espaldas mientras se precipitaba hacia el vestíbulo y salía por la puerta.

—¡Aquí! —Siseó mientras lanzaba su mano en el aire, indicando que el taxi se detuviera.

Siempre había odiado la congestión de la ciudad, pero ahora estaba agradecido. El taxista se detuvo y saltó dentro.

—¿Dónde? — preguntó el hombre con indiferencia.

—Um... Norte. Hacia Sausalito —dijo, dirigiendo su atención a la puerta principal de su edificio de apartamentos. Sabía que sólo debía ir a la comisaría más cercana, pero quería alejarse lo más posible de Jeno. Todavía no tenía ni idea de cómo el hombre había descubierto dónde vivía y calculó que cuanta más distancia mejor. Una vez que estuviera a salvo en la casa de su primo, informaría a las autoridades y podrían tratar con Jeno.

El taxista movió su cuerpo para poder mirarlo.

—Eso está muy lejos de mi jurisdicción.

—Sólo llévame hasta donde puedas, por favor.

—¿Tienes dinero? —Preguntó el hombre, con el tono goteando irritación.

Sacó un calcetín y dejó sus fondos de "día lluvioso" en su regazo. Encontró un billete de cien dólares y se lo entregó al tipo. El taxista lo miró y se encogió de hombros y luego echó primera al coche. Apretó fuertemente su bolsa y cerró los ojos. Se centró en el ritmo del coche mientras rodaba por las calles. Respira. La parte difícil estaba detrás de él. Se había escapado. Lo había conseguido. Pero cada vez que el taxista se detenía en un semáforo, sus intestinos se retorcían. Estaba seguro de que Jeno lo sacaría del taxi y lo arrastraría de regreso al cautiverio. La congestión de los edificios y los automóviles adelgazó a medida que pasaron por el puente Golden Gate. Las secoyas se alzaban en la distancia, la mullida manta verde reconfortante. Cuanto más lejos de la ciudad, mejor.

Calor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora