010

438 61 2
                                    

Jaemin sintió que el aliento caliente resbalaba por su mejilla y el olor fuerte de macho invadía su nariz. Cuando los suaves labios succionaron su piel, sonrió. Estaba dolorido, pero en buen sentido y esperaba que Jeno pudiera estar interesado en la tercera ronda. Hasta el momento, el tipo había cumplido su promesa.

—Tengo una sorpresa para ti —, le susurró el hombre contra la mandíbula.

Se estiró y gruñó, sintiéndose como un millón de dólares. Sonrió.

—¿Qué clase de sorpresa?

Jeno arrastraba besos leves a lo largo de la mandíbula y bajaba por su cuello, enviando escalofríos por su cuerpo.

—Tienes que levantarte de la cama para verlo.

Dedos encontraron los suyos y abrió sus ojos, mientras Jeno lo empujaba a pararse. Se desvaneció y se echó a reír, el cuerpo de Jeno lo sostenía. Una suave sonrisa se curvó sobre el hermoso rostro de Jeno, con los ojos llenos de alegría. No dijo nada, mientras conducía a Jaemin afuera con el culo desnudo, con el fresco aire de la mañana mordisqueando su piel. Se dirigieron a la parte trasera de la casa donde se habían sacado cajas y cajones de un cobertizo. Jeno lo guió dentro y cuando vio lo que el hombre había preparado para él, una sonrisa dividió su cara. En el centro del cobertizo, se había instalado una vieja bañera con patas de garra y el vapor se extendía hacia afuera desde el agua.

Jeno se quitó los vaqueros y los tiró lejos, con su sonrisa radiante. Él se metió y cuando ya se había acomodado, sostuvo sus brazos hacia fuera. No dudó. Siseó mientras metía un pie, el calor del agua reconfortante y asombrosa. Se acomodó contra su hombre, los estrechos confines de la bañera requerían que se acercaran, pero no se quejaba. Con su espalda contra Jeno, suspiró como un cachorro contento en el regazo de su amo, los brazos del hombre lo rodeaban. Cerró los ojos y se concentró en la sensación de pequeñas burbujas haciendo cosquillas en su piel.

—¿Cómo lograste que estuviera tan caliente? —Preguntó.

—Quizá los shifter son mejores moviendo los dedos de lo que dije.

—Estás lleno de sorpresas, ¿no? —Dijo y se acurrucó más cerca, dándose cuenta de que le gustaba que Jeno fuera más fuerte que él. No le hacía sentirse débil, o menos hombre. Todo lo contrario, de hecho. La idea de que este hombre poderoso lo había elegido... sí. No podía empezar a describir ese sentimiento. Realmente no entendía mucho de lo que estaba experimentando, pero se sentía bien.

El hombre hizo un sonido de aprobación y goteó agua sobre su hombro, con las yemas de sus dedos deslizándose suavemente sobre su piel.

—¿Cómo te sientes?

—Bien, a pesar de haberme dado una paliza anoche —, lo reprendió con buen humor.

Sintió que Jeno se tensaba bajo él.

—¿No fui demasiado duro?

Sonriendo, estiró el cuello para poder ver a Jeno, la cara del hombre distorsionado por la preocupación. Era dulce que se preocupara tanto por su bienestar. Nunca tuvo a alguien preocupado por su comodidad, como Jeno lo hacía.

Trazó el labio inferior de su amante con un dedo, recordando como su lengua se había sentido lamiendo y chupando sus áreas más sensibles. Las pestañas de Jeno cayeron y sus ojos se oscurecieron, sí, él también recordaba.

Meneó la cabeza.

—Me gustó cada momento. ¿Eso me hace raro?

—No. Tú naturaleza omega está saliendo. Al igual que un alfa necesita un compañero sumiso, un omega anhela un compañero dominante. No hay nada de malo en eso y me alegro de que llegáramos a un entendimiento anoche. —La excitación de Jeno rápidamente flotó lejos, reemplazada por una expresión seria. —Necesitamos hablar.

Calor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora