THE NIGHT WE MET

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Londres, finales de Septiembre de 2000.

Jenny y Cloe caminaban por el campus sumergidas en una conversación sobre diversas asignaturas que compartían. En la esquina del Hospital de prácticas se despidieron. Jenny tenía prácticas de Oftalmología y Cloe una clase teórica de Cirugía. Ésta caminó hacia el aula, le gustaba llegar con tiempo para sentarse en las primeras filas porque si no, se despistaba con facilidad y perdía el hilo de la clase. Escucharla en inglés la obligaba a poner mucha atención durante mucho tiempo seguido y eso para ella, que se dispersaba con facilidad, no era tarea fácil.

Alex caminaba hacia su clase de Cirugía, por fin había conseguido cambiar el horario de la de Pediatría y podría asistir todas las semanas. A su lado iba Gonzalo, un chico español que estudiaba odontología, al que había conocido en la biblioteca. Gonzalo era de Madrid, y este era su segundo año de Erasmus, el año anterior había disfrutado tanto que decidió repetir un año más. Gonzalo era de estatura media y moreno, no era guapo pero tenía una mirada y una sonrisa muy bonitas que le conferían un atractivo especial. Además era muy simpático y sociable. Sabía perfectamente lo que un Erasmus recién llegado agradecía que le echasen una mano. Y Alex era uno de ellos. El día que conoció a Gonzalo, Alex salía de la biblioteca del campus hablando por teléfono en español. Gonzalo caminaba por delante de él y al oírle despedirse y colgar el teléfono se giró sobre sus pasos para hablar con él y preguntarle si necesitaba ayuda. Aunque esto pueda parecer extraño en la sociedad actual, es bastante habitual entre los Erasmus veteranos echarse una mano.

— Hola —saludó Gonzalo.

—¡Hola! —exclamó Alex —¿Eres español?

—Si, tu también ¿no? Es que no he podido evitar oírte hablar —explicó Gonzalo.

—Pues es un alivio saber que no soy el único por aquí. Pensé que iba a ser más fácil conocer gente. Pero llevo en Londres casi dos semanas y ni rastro de españoles.

—¿Quieres tomar algo? ¿O tienes algo que hacer? —preguntó Gonzalo.

—Nada de especial, ya me iba para casa, así que me parece genial —le contestó Alex.

Y ambos cogieron el metro para ir al centro a tomar algo. Gonzalo le presentó a algunos Erasmus más y un par de sitios donde solían juntarse al salir de clase.

Por su parte Cloe había conocido a Alejandra y Marta en una de las cafeterías del campus. Las oyó hablar en español y decidió acercarse a ellas. Aunque había salido con Jenny y sus amigas algunos días, le apetecía poder hablar en su idioma de vez en cuando. Pensó que iba a haber muchos españoles, pero o ella no los había encontrado o es que realmente no había. Marta y Alejandra ya se conocían previamente porque estudiaban juntas en Salamanca y eran compañeras de piso en España. Una gran ventaja.

Marta era de estatura media, piel morena y expresión serena lo que reflejaba su naturaleza calmada. Tenía el cabello largo y liso, de un tono castaño que siempre llevaba suelto o con una diadema. Era muy meticulosa en su trabajo, siempre buscando aprender algo más y mejorar sus habilidades.

Alejandra era un poco más alta que Marta, delgada y llena de energía y vitalidad. Tenía el cabello moreno y corto, lo que resaltaba sus rasgos faciales. Sus ojos eran de un verde impresionante que atrapaba la atención de cualquiera.

Las dos vivían en una de las residencias universitarias que había disponibles para estudiantes y decidieron quedarse allí por comodidad.

A pesar de que Cloe había llegado 10 minutos antes de que diera comienzo la clase de Cirugía, ésta estaba tan abarrotada que sólo consiguió sentarse en las últimas filas. Sacó unos folios de la carpeta y un bolígrafo verde. Siempre escribía con ese color. El profesor llegó puntual, saludó a los alumnos y comenzó a explicar una complicada cirugía cardiovascular. Cloe estaba intentando concentrarse para no perderse en el acento inglés tan cerrado que tenía el profesor. Alex entró en clase intentando no hacer demasiado ruido

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