DESTINOS CRUZADOS

QUE NADA NOS PARE

Londres: 4 de Noviembre de 2000.

Cloe caminaba hacia la boca del metro de regreso a casa. Llevaba toda la tarde en unas prácticas interminables de ginecología. Era una de las clases en las que no coincidía con Alex. El cielo llevaba varios días encapotado. Octubre había llegado a su fin y se notaba en el tiempo. Los primeros días de Noviembre se sucedían grises y fríos, las hojas ya se habían caído, dejando los árboles desnudos hasta la primavera, y los españoles que vivían en Londres sentían un morriña exagerada por ver la luz del sol, sobretodo los que vivían en la zona centro y sur. Alex no tenía ningún inconveniente meteorológico porque estaba acostumbrado a vivir constantemente bajo un cielo gris y viendo la lluvia caer a diario.

Antes de entrar en el metro se detuvo en una pequeña tienda que hacía esquina. La había fichado días atrás. Vendían productos italianos Gourmet. Se detuvo frente al escaparate que estaba repleto de paquetes de pasta, botes de tomate, pesto y frascos de aceite de oliva. Pasó decidida a comprar algunas cosas para la cena de esa noche. Le daría una sorpresa a Alex haciéndole una cena italiana. El dependiente le colocó en una bolsa de papel marrón lo que había comprado: una base de pinsa romana, una lata de tomate San Marzano, una burrata, porchetta, mortadela trufada, guanciale, parmesano y un pesto de nuez que había llamado su atención. Justo cuando estaba pagando sonó su móvil. Pudo ver en la pantalla el nombre de Mikel. No pudo evitar sonreír de alegría.

—¡Hola, Mikel! —respondió con entusiasmo, mientras salía de la tienda y esquivaba el tráfico para buscar refugio bajo un toldo.

—¡Clo! ¿Qué tal va todo por Londres? —preguntó Mikel.

—Bien, todo genial. Acabo de salir de prácticas y estaba comprando unas cosas para la cena de esta noche. Voy a sorprender a Alex con un trocito de Italia en la mesa.

—¡Ese Alex es muy afortunado! —rió Mikel—. Oye, te llamo porque... ¿Qué plan tienes para la noche del Bonfire?

Cloe frunció el ceño. —Bonfire —pensó. No le sonaba de nada.

—¿Bonfire? ¿Qué es eso? No tengo ni idea de que me hablas.

Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea, seguido de la risa desbordada de Mikel.

—¡¿Que no sabes qué es la Bonfire Night?! —dijo entre carcajadas —Cloe, ¿Tu estás de Erasmus en Londres o en Alaska? ¡Tienes que aprender las costumbres británicas! Es la Noche de las Hogueras. Hacen fuegos artificiales, hay hogueras por toda la ciudad... Es una tradición inglesa por lo de Guy Fawkes. ¡Es increíble!

—¿Guy Fawkes? ¿El tipo de la máscara? —Cloe trató de recordar algo de historia, pero todo lo que venía a su mente eran imágenes de películas.

—Exacto, más o menos —respondió Mikel—. Es una de las noches más chulas del año en Reino Unido. La gente se echa a las calles, hay hogueras gigantes, fuegos artificiales, música,... ¡Es una locura!

—¡Vaya! —Cloe miró el cielo gris y pensó en lo bonito que debía estar todo iluminado por los fuegos artificiales —La verdad es que no tenía ni idea. No hemos hecho ningún plan para el fin de semana.

—Pues tengo una sorpresita para ti —dijo Mikel con tono misterioso.

—¿Qué es? —preguntó Cloe, sonriendo.

—Lucía y yo nos hemos sacado billetes de avión para ir a verte este fin de semana. ¡Llegamos mañana!

El corazón de Cloe dio un vuelco incapaz de contener la emoción.

—¡¿Qué?! ¡No me lo creo! ¿Venís a Londres?

—¡Sí! Y no solo eso, también vamos a celebrar la Bonfire Night como es debido. ¡Prepárate para la fiesta!