Londres, Octubre 2000.
6 A.M. Cloe abrió los ojos lentamente, parpadeando mientras sus ojos reconocían el lugar. La tenue luz de la mañana se colaba por las rendijas de las cortinas. Al principio, le costó ubicarse, pero en cuanto sus sentidos despertaron del todo, recordó perfectamente dónde se encontraba. Y no pudo evitar que su corazón diera un pequeño brinco dentro del pecho. Estaba en la cama de Alex y los flasbacks de la noche anterior que, de repente invadieron su mente le recordaron lo increíble que había sido.
Alex estaba a su lado dormido profundamente. Tumbado boca abajo, con el edredón nórdico enredado alrededor de su cintura, dejando a la vista su espalda musculada. Cloe lo observó detenidamente por un instante, disfrutando de la calma que desprendía. Su piel, ligeramente bronceada, se tensaba sobre sus músculos definidos y su respiración era suave y constante. —Es absolutamente perfecto —pensó, incapaz de contener una sonrisa al recordar lo que había pasado entre ellos la noche anterior. Fue algo más que un simple polvo, ambos sabían que entre ellos había una conexión profunda, una sincronía que ninguno de los dos había sentido antes con nadie. La habitación estaba en silencio, excepto por el leve sonido de la respiración de Alex. Era una escena íntima, pero a la vez vulnerable. No se trataba solo de la pasión que habían compartido, sino de la paz que ahora mismo sentía Cloe al estar a su lado.
Se deslizó suavemente de la cama, intentando no hacer ruido para no despertarlo. Su cuerpo desnudo aún estaba algo entumecido después de la noche pasada. Hacia mucho que no tenía tanta actividad física, por decirlo de alguna manera. Alex resultó ser incansable y apasionado y ninguno de los dos quiso parar hasta que se durmieron extenuados. Mientras se ponía la ropa interior que yacía en el suelo desde la noche pasada, sintió el eco de los recuerdos en su piel y casi podía sentir de nuevo los dedos de Alex recorriendo todo su cuerpo. Cogió la camiseta de él que ella misma le quitó con una tierna violencia y que había quedado tirada sobre el suelo. Se la puso e inspiró su olor para sentirse de nuevo más cerca de él. Era demasiado pronto para pensar en que significaba todo lo que había pasado; lo único que quería ahora era un vaso de agua. Tenía la garganta seca. Se dirigió hacia la cocina, descalza y en silencio, siguiendo su instinto y moviéndose con cuidado en un espacio que no le pertenecía en absoluto. No quería entrar erróneamente y sin permiso en la habitación que no era. La casa estaba iluminada por la luz grisácea de la mañana londinense que se colaba por las ventanas sin persianas y pudo ver que la puerta de la cocina estaba abierta, no dejando lugar a confusión. Cuando entró, se detuvo de golpe al ver que alguien que no esperaba, se le había adelantado. Henry, el compañero de piso de Alex, estaba de pie junto al fregadero, sirviéndose una taza de café y mordiendo un muffin. Cuando Henry la vio, su expresión pasó del desconcierto a la diversión en cuestión de segundos.
—¡Buenos días! —exclamó Henry en calzoncillos, con una amplia sonrisa, levantando una ceja—No esperaba encontrarme con nadie en la cocina. Si no, me habría puesto algo más de ropa.
Cloe, un poco avergonzada pero sin poder evitar sonreír tímidamente, caminó hacia él.
—Buenos días —respondió, intentando aparentar tranquilidad —Yo tampoco esperaba encontrarte aquí.
Henry dejó escapar una pequeña carcajada mientras apoyaba en el mostrador su taza de café.
—Querida, yo siempre estoy por aquí —dijo, dándole un sorbo al café —Pero dime ¿Cómo está el bello durmiente? Porque a juzgar por vuestros gemidos de anoche, podría afirmar que lo debes haber destrozado.
Cloe se ruborizó al instante, mirando a Henry con una mezcla de vergüenza y diversión. Alex le había presentado a sus compañeros de piso una tarde en su casa y sabía que ninguno de los dos se andaban con rodeos. Henry además disfrutaba haciendo bromas y metiéndose con Alex siempre que podía. Tendría que aguantar el chaparrón.
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DESTINOS CRUZADOS
RomanceAlex y Cloe, dos estudiantes de medicina, llegan a Londres para cursar un año de Erasmus, cada uno con sus propios sueños y expectativas. Ambos se conocen en una clase teórica de Cirugía. Desde el primer momento, sienten una conexión especial que va...