Capitulo 10

3.5K 495 253
                                    

DÍA UNO
Nunca debería haber accedido a este contrato…

Louis y Harry todavía se miraban fijamente. Harry sentía unas ganas enormes de dejar atrás a Louis y sus ridículos negocios, pero su orgullo se lo impedía. Eso, y la amenaza de cancelar su contrato de trabajo.

Si Louis hubiera sido su verdadero prometido, Harry habría bajado la guardia y le habría dicho que todavía estaba molesto por la forma en que su compromiso se había filtrado en la prensa antes de que pudieran idear una historia que sus compañeros de trabajo pudieran creer. Le habría hablado de todos los comentarios hirientes del tipo: «Él ni siquiera es tan guapo» o «Louis ha salido con personas que están mucho más buenas que él» que había visto en las redes sociales.

Le habría confesado cómo no se sentía en absoluto preparado y lo abrumado que estaba por haberse convertido, de repente, en el centro de atención junto a alguien que ya estaba más que acostumbrado a serlo.

La única parte positiva de todo aquello era que sus padres casi nunca veían las noticias ni leían las revistas. Harry se aferraba a la esperanza de que no se enteraran de esa farsa hasta que hubiera pasado mucho tiempo.

—Señoras y señores pasajeros del vuelo 6715 con destino a Blue Harbor, estamos a punto de comenzar el proceso de embarque en la puerta A17.

Harry sacó la tarjeta de embarque del bolsillo y observó el enorme anillo de compromiso que llevaba en la mano izquierda. Negaba con la cabeza cada vez que lo veía porque era extravagante, ordinario y nada parecido a lo que jamás hubiera imaginado llevar. Era un anillo con un diamante de cuatro quilates y otros pequeños brillantes de color rosado incrustados en dos esferas. Sabía que el acuerdo era falso y temporal, y que la idea de que Louis se acordara alguna vez de que le encantaban las esmeraldas era una posibilidad muy remota, pero se sentía un poco ofendido por que no lo recordara. Especialmente porque Harry sí se acordaba de todo lo que Louis mencionaba delante de él.

—¡Ah, genial! —dijo Niall mientras caminaba hacia ellos—. ¡Todavía siguen vivos! Ahora solo nos quedan cuatro horas de vuelo, así que ¿pueden tratar de conservar esta especie de cordialidad mientras no estén bajo mi supervisión?

—Espera, ¿qué? ¿No vas a sentarte en la misma fila que nosotros? —preguntó Harry.

—¡Ja! ¡Por favor! —Niall comenzó a reírse—. Yo no vuelo en comerciales, nunca. Además, tengo todos los documentos originales y actualizados del acuerdo con Watson, y tengo que mantenerlos tan a salvo como sea posible, ¿no creen? Solo compré un billete de avión para poder venir a despedirme de los dos, pero me reuniré con ustedes en la recogida del equipaje, cuando aterricen.

Louis lo miró mientras meneaba la cabeza, y Harry dejó escapar un suspiro. Hasta ese momento no se había dado cuenta, pero Niall siempre había sido el estabilizador perfecto entre los dos a lo largo de los últimos dos años, la herramienta necesaria para evitar que se mataran entre ellos.

O que cruzaran la línea...

—Una reportera de Town & Country será la primera representante de la prensa que los reciba en Blue Harbor —les dijo—. Estará unos minutos con ustedes mientras se dirigen al hotel, y ya nos ocuparemos del señor Watson y del itinerario actualizado más tarde.

—Invitamos a todos los pasajeros de primera clase a embarcar en el avión en estos momentos —proclamó la azafata a través del altavoz.

Harry metió a Luna en su bolsa y se levantó. Caminó hacia la puerta de embarque, pero de repente Niall lo agarró de la mano y lo obligó a darse la vuelta.

—Espera un momento —pidió Niall, sacando una cajita del bolsillo—. Quería devolver esto al joyero, pero me había olvidado hasta ahora —miró a Louis—. Dale el anillo correcto.

Novios por treinta días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora