59. Renata

56 6 0
                                    

Enzo

Salgo al campo para hacer la entrada en calor, voy con mis compañeros a la par, trotando y buscando el lugar indicado para pararme y observar en donde está Mariana con Marina y Pablo. Miro para todos lados pero no encuentro a ninguno. Mi cara de tranquilidad pasa a ser de desorientación sobre todo cuando veo que uno de los ayudantes de campo viene corriendo hacia mi.

Ayudante- No te íbamos a decir nada pero, el entrenador consideró que era necesario que lo sepas.

Enzo- ¿Qué pasó? ¿Qué tengo que saber?

Ayudante- Antes que nada tenés que saber que podés seguir presente en el partido o podés irte, es decisión tuya.

Enzo- ¿Pero por qué tendría que irme o quedarme?

Ayudante- Llevaron a tu mujer al hospital, tu cuñado está en el vestuario, dijo que está en trabajo de parto.

Enzo- ¿Qué? ¿Pero está bien?

Ayudante- Si, tranquilo. Dijo que todo está bien.

Enzo- Me voy, no me quedo para el partido, lo siento mucho.

Salgo corriendo y miro al entrenador, al hacer contacto visual me levanta el pulgar y entiendo que lo que estoy haciendo es lo correcto. En la puerta del vestuario veo a Pablo parado esperándome.

Enzo- ¿Está todo bien? Decime que no les pasó nada.

Pablo- Tranquilo, las llevó Marina al hospital y yo vine a buscarte. Andá a agarrar tus cosas y cambiate que te llevo. No podés manejar con esa cara de desquiciado.

Enzo- Ok, ya salgo. -Entro, busco mi bolso y salgo corriendo.

Pablo- Te podés cambiar, Enzo. Vas a llegar bien.

Enzo- No quiero perder tiempo, vamos por favor.

Llegamos al hospital, preguntamos por Mariana, su habitación, su médico, etc. No tengo tiempo de recordar nada, menos mal ie Pablo fue conmigo.
Me hacen entrar a una sala y cambiarme. Siento sus gritos desde donde estoy, no creo que estemos muy lejos, ahora se escuchan algunas voces y vuelven los gritos nuevamente. Cuando estoy terminando de cambiarme entra una enfermera a buscarme y me pregunta si estoy listo, asiento y la sigo.
Entro a una sala, calculo que es la sala de partos, veo a Mariana que está parada haciendo fuerza y que la doctora tiene sus manos debajo de ella, me quedo tieso por un momento, sin reaccionar. Hemos realizado todos los talleres que pudimos para saber qué pasa en el momento del parto pero algo totalmente diferente es vivirlo.
A los minutos de acompañar a Mariana, tomarla de la mano, cantarle, respirar profundo, etc. Escuchamos el llanto de un bebé. Nuestra bebé. Nuestra cara de asombro y la sensación de "Ya está acá con nosotros" se apodera. Renata ha llegado a este mundo.

Varias horas más tarde.

Le pedí a Pablo que me busque el bolso que tengo en el auto. Mariana tuvo la idea de dejar un bolso con todas cosas nuestras para este día y no tener que agarrar nada, salvo los papeles que necesitaríamos presentar.

Lali duerme un rato, luego de tanto trabajo, de tanto dolor y molestia. La gordita también duerme, es hermosa, no puedo dejar de mirarla. Quisiera alzarla y que duerma en mi pecho pero, está totalmente dormida y solo la molestaría.

Le mando fotos a mi mamá, a mi papá, a mis hermanos. Todo es perfecto. Mariana es perfecta. Renata es perfecta, nuestra familia es perfecta.
En la página de Instagram del Chelsea nos dedicaron un posteo sobre el nacimiento de nuestra hija. Todo es felicidad, una felicidad compartida.

Días más tarde

Lali

Llegar a casa ha sido de las cosas más anheladas de estos últimos días. Llegar a casa y disfrutar de nuestra hija, nuestra familia.

Enzo estuvo en el hospital conmigo y pedí que nadie fuera, para poder estar tranquilos. Es algo que ha costado que lo comprendan pero, lo han respetado. Dimos el ok para que vayan a casa de a poco. Así que tendremos desfile de familia conociendo a Renata, la única condición que pedí es que no vayan todos juntos y que la visita cocine, me encanta pasar tiempo con mi hija que seamos una solita las dos y por qué no, que me mimen mientras tanto.

Es muy parecida a Enzo y eso me ilusiona mucho. Creo que puede ser igual a él en varios aspectos, él es un amor, súper atento y me acompaña todo el tiempo, sé que va a ser un súper papá y el me dice lo mismo, que voy a ser una súper mamá. Sé que juntos vamos a poder llenar de valores y de amor a esta pequeña bebé.

Y acá estamos, a pesar de que la edad al principio fue todo un drama para mí, él supo manejarse como un hombre maduro y me demostró que estaba totalmente equivocada. Hizo la diferencia y logró taparme la boca. Es muy maduro y realmente deseaba una familia conmigo, eso me hace muy feliz. Pero no suelo decírselo porque de seguro va a agrandarse y lo que menos quiero es soportar a un Fernández agrandado. 

Me demostró también, que la diferencia de edad no siempre debe suponer un problema. Y cuando lo es, es porque ambas personas van por caminos diferentes, nada más. 

Logra enamorarme día a día, logra que nuestro amor me de orgullo y que no tenga miedo a demostrarlo, logra tantas cosas en mí que deseo de verdad, que seamos felices y que nuestro para siempre sea de verdad. 

Para el amor, no hay edadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora