44. Con todas las pruebas en la mesa.

90 11 4
                                    

Enzo

Lali- Pasá, sentate.

Enzo- Gracias. Es un segundo no más, no te quiero robar mucho tiempo de comida, aunque podés comer mientras hablo.

Lali- No, estoy bien. Creo que no voy a morir por diez minutos que no coma.

Enzo- ¿Tengo diez minutos nada más? 

Lali- Si, aprovechalos.

Enzo- Ok. No sé muy bien por donde empezar, pero necesito que sepas que te amo, que no tuve la intención de cagarte, que tampoco lo hice y que esa chica que subió esa foto a Instagram no es nadie, solo una chica que trabaja en el Chelsea y que no sé qué intentó hacer. Pero tengo pruebas que no pasó nada.

Lali- Ok. Seguí.

Enzo- La cuestión fue la siguiente...

Empecé a contarle todo con los detalles que pude. me escuchó bastante atenta, leyó los mensajes que nos enviamos con Ángela y le mostré un video con las grabaciones de las cámaras de mi casa, donde se ve que entra y pasa al baño y luego se va y otra donde estamos cenamos juntos y que ella había caido de sorpresa a casa a llevarme las cosas que se había olvidado de darme. No sé si me cree o no, pero al menos le conté la verdad y siento que no puedo ser más fiel a eso. 

Enzo ¿Qué pensás?

Lali- Que es mucha información la que me estás dando y que necesito mi espacio y mi tiempo.

Enzo- Me parece perfecto, lo que necesites. Vos sabés que yo te voy a esperar. Esperé tanto tiempo que me digas para darle más solidez a nuestra relación que la verdad no quiero arruinar nada. Yo estoy bien con nuestra pareja, me hace bien, me dan ganas de proyectar cosas juntos, aunque vos siempre pongas la diferencia de edad por delante. A mí eso no me interesa. El tiempo que necesites te lo voy a dar. Pero no me dejes de hablar, me duele que no puedas confiar en mí por una boluda que se metió en el medio de una forma estúpida. 

Lali- Te voy a pedir que me mandes esos mensajes y que me pases el video que me mostraste. Necesito verlos otra vez. Necesito confiar en vos y en que esto realmente fue algo que hizo esta mujer con mala leche. 

Enzo- Te paso lo que necesites. Pero ya te dije, no me dejes de hablar por favor. Tengo la mente en cualquier lugar estos días. Hoy te vi y tenía ganas de salir corriendo a besarte, a abrazarte, mimarte cuando pasó lo del mate. Y me siento culpable por eso también. Si yo no hubiera seguido el juego de no hablarnos, no mirarnos, etc. No te hubieras quemado.

Lali- Probablemene lo hubiera hecho, porque Rodrigo es pésimo cebando mates. -se ríe al responderme y yo muero de amor. -Dejame que necesito pensar las cosas y prometo no aplicar más la ley de hielo.

Enzo- Gracias. Ahora si, me voy y te dejo comer, antes que te desmayes.

Lali- Gracias. Cerrá la puerta cuando salgas, por favor. 

Enzo- Que descanses.

Lali- Que descanses, Enzo.

Lali

Enzo se fue y de inmediato llamo a Marina. Esta mujer no sé dónde se mete cuando la necesito.

Me pongo a comer lo que me trajo Enzo mientras espero a Marina. Al cabo de un tiempo llega y nos ponemos a charlar. Le muestro los videos, las fotos, etc. Para poder analizar juntas la situación.

Marina- Yo sabía que decía la verdad.

Lali- ¿Y si es todo chamuyo? ¿No pudo haber manipulado las cosas para mostrarme esto y quedar bien en la historia?

Marina- ¿Quién te hizo tanto daño para dejar de confiar en los hombres? -pongo los ojos en blanco por su comentario, ni hablemos de quién me hizo pelota, porque no viene al caso-

Lali- No sé siento que algo más pasa acá.

Marina- ¡Ya sé! Le sacamos el número de la mina a Enzo y la encarás de una.

Lali- No es mala idea. Pero si no confio cien por ciento en Enzo, en ella mucho menos.

Marina- ¡Uy, Dios mio! Bueno no sé entonces. Lo mandamos a seguir a él.

Lali- ¡¿Qué?! Estás loca, no me da para tanto.

Marina- Entonces perdonalo y dejste de joder.

Lali- Necesito algo más, no sé qué. Pero me huele muy raro.

Marina- Bueno, no sé. Pero me parece que esto ya está muy dilatado. No sé qué otra prueba necesitás. Los videos son un montón ya. Vos viste que uno es del mismo día de la foto y ella no se quedó ni dos segundos ahí. Fue el día que subió al baño y se fue al toque. La foto no la pudo hacer sacado en otro momento. Yo creo que la piba flasheó algo y lo metió en este lio sin que él sea consciente de eso.

Lali- ¿Y qué se supone que tengo que hacer? Lo de llamarla a ella me gusta. ¿Pero qué le digo?

Marina- Oye cariño, ese macho tiene dueña, búscate otro y no jodas las pelotas. -reimos por el tono en el que lo dijo, la quiero a Marina, a veces tengo ganas de matarla pero es una buena amiga.

Lali- ¿Y cómo le saco el número a Enzo?

Marina- Cuando estemos cenando le pedís su número para "algo" y ahí buscás el número de la otra y le mandamos. ¡Pará! Sino le mandamos como si fueras Enzo.

Lali- Esto está cada vez peor. No, mejor no. No voy a meterme más en problemas. Quizás pueda hablar con ella cuando vaya a Londres o quizás dejar esto así como está.

Marina- ¿Y a Enzo lo vas a perdonar?

Lali- Entiendo que él no tiene nada que ver, pero sabés que me cuesta bastante, entre los celos y el rencor...

Marina- Para mí lo tenés que perdonar. No hizo nada. Se aguantó no hablarte. No mirarte. No tocarte. ¡Basta! Con el accidente me dijiste que aprendiste a vivir el momento y elegir lo que te hace bien. No hay otra respuesta. ¿No?

Lali- Puede ser.

Marina- A menos que seas una mezcla de turra y masoquista, querida. Andá dale un besito de buenas noches y volvé. No te quedes  porque tiene partido pasado mañana y va a andar destruido.

Lali- Dios mio. Son un caso perdido. ¿Cómo se te ocurre que voy a ir para cansarlo? Además falta bastante para que se vayan a dormir.

Marina- Bueno, vayamos a pasear y a la vuelta vas y lo saludás.

Salimos con Marina a dar unas vueltas a conocer el lugar. Esperaba otra cosa, pero tampoco está mal. Compramos algunos dulces y algo para acompañar el mate. Estos paseos y estas charlas me van a quedar guardadas en la memoria una vez que deje este puesto de trabajo. Me viene eso a la mente y me agarra un sentimiento de melancolia que no puedo superar fácilmente.

Volvimos luego de un largo paseo, al hotel. Comimos una pizza en un puesto callejero, obviamente me quejé pero Marina no me dio bola. Pasamos a la habitación y dejamos las cosas sobre la mesa. Marina tiene pensado bañarse, yo me arreglé un poco el pelo y tengo pensado ir a ver a Enzo. Le traje un chocolate y un breve discurso que fui armando en mi mente. Breve y hermoso suena en mi mente, veremos cómo suena una vez que lo comparta con él.

Para el amor, no hay edadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora