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✘ — tenerte contra su bañera mientras él rueda sus caderas contra ti constantemente.
—Eres realmente... algo más —murmura Rafayel, mientras te observa mientras lo besas por el cuello y su cabeza finalmente se inclina para darte un beso casto y mordisquear tu mandíbula. Tenía tus piernas envueltas alrededor de su cintura en la bañera y su figura esculpida proyectaba una sombra sobre tu figura más pequeña.
Cuando tu mano libre se deslizó hasta sus caderas, frotando pequeños círculos sobre su piel, casi lo perdió. Envolvió su mano alrededor de tu cintura, acercándote más y en un beso, su lengua enroscándose alrededor de la tuya, descuidadamente. Todo se sentía caliente, abrasador, su lengua era el agua que necesitabas para refrescarte.
Entre besos, él abre tus piernas, dejándote atrapar su cintura, mientras gruñe suavemente. Su mano izquierda sostenía un firme agarre en tu muslo, frotando círculos en la parte interna.
Él te tiene contra la bañera , su mano izquierda entrelazando los dedos con los tuyos mientras prácticamente devora tus labios. Tu brazo libre se extiende hasta rodear su cuello, sus caderas se mueven lentamente, meciéndose contra tu humedad . Y él también está bueno, pero para él, tú estás más buena.
Está tan drogado por tus labios. Con la forma en que estás así, debajo de él , con las piernas entrelazadas alrededor de su cintura y tu coño chorreante prácticamente rogando por chuparlo, Dios, estaba tan débil.
Después de unos momentos, él se aleja, su mirada fija en el fino hilo de saliva que conecta ambos labios. Parecía tan diferente, casi mareado .
Sus ojos estaban nublados, nublados por la lujuria y gritaban hambre, desesperación y deseo a la vez, por ti . "Rafael..." comienzas, preocupada mientras lo miras a los ojos, pero él rápidamente te hace callar, rozando sus labios contra los tuyos. "¿Todavía te gustaré... sin importar en quién me convierta ?", pregunta suavemente, y sus labios se sienten tan suaves contra los tuyos.
Parecía tan débil en este momento, apenas aferrándose a un hilo. Para los lemurianos, enamorarse de humanos era una hazaña peligrosa, pues parecía estar casi intoxicado, mareado por tus besos.
Tus dedos se enredan en los mechones de su cabello, tus cinco dedos guían y tiran suavemente de su cabeza hacia abajo para un beso, succionando sus labios mientras tus piernas aprietan su agarre alrededor de él. Él resopla, volviéndose más necesitado. Estaba perdiendo el contacto con la realidad en este punto, contigo así... Dios.
El agua chapotea con tus movimientos, su punta ahora presionada justo contra tu entrada, rezumando placer contra tus pliegues resbaladizos.
Él era un desastre, jadeando contra tus labios y tratando desesperadamente de resistir la dulce, dulce tentación de tomarte, en su bañera, y reclamarte. Estaba tan reprimido y excitado, incapaz de recordar la última vez que había estado... esto excitado, aunque lo estaba perdiendo.
—Perdóname... pero yo... —se las arregla para exhalar, mientras su mano tira de tu cadera, dándole la oportunidad de llenarte de él— no puedo contenerme más... —dejas escapar un jadeo, casi ahogándote por lo sin aliento que estabas, sus músculos se flexionan por el empuje, sus caderas se encuentran con las tuyas antes de que unas manos grandes acaricien tu muslo y él susurre todo tipo de cosas sucias contra tu oído.
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