Moviendo Cuerdas.
Mientras tanto...
Podíamos catalogar el amor fugaz de Ron y Hermione como algo causado por la guerra, por ende, cada uno tenía un asco tremendo y muy bien disimulado sobre el otro, habían palabras no dichas rondando sobre el aire del destruido comedor, pero solo con las miradas acusadoras de sus compañeros y esa tensión constante, era suficiente para amortiguar todo aquello. Habían llegado tarde para ver como las 4 casas se lanzaban hechizos a diestra y siniestra, por suerte las protecciones contra-hechizos (aunque no muy sólidas por que aún podían desaparecerse dentro del Castillo) no permitían maldiciones, solo conjuros menores, eso no impidió que algunos alumnos terminarán con el cabello de diferentes colores y texturas, piel verde o azul, o con la ilusión óptica que les faltaba una extremidad del cuerpo.
Ahora solo quedaba todo el desastre de la comida esparcida sobre las mesas, bancas y suelo, escena que hizo revolver el estómago del dúo Gryffindor, recordando momentos no muy agradables. La mueca de asco fue reemplazada por una buen elaborada máscara de pasividad y se tomaron de la mano antes de sentarse al lado de sus demás compañeros.
— ¿Dónde está...? — preguntó Hermione, fijandose Neville. — ¿Qué carajos tienes en la cara? — el asombro se asomó en sus palabras mientras veía el enorme grano de tonalidad verdosa justo en medio de la frente del torpe chico.
— Un pequeño regalo de ellos. — respondió, con un moviendo de cabeza hacia los Slytherin, donde la mayoría tenía la piel con puntos de colores y pelos por todo el cuerpo. — son unos idiotas. — Neville los miro con tanto odio y un par de serpientes le devolvieron la mirada con la misma simpatía.
El dúo miró hacia las otras mesas y vieron a la mayoría de chicos con la nariz enorme, grandes manos y pies, algunos con diferentes rasgos faciales y otros sin cabello, de verdad había sucedido una pequeña guerra de casas.
— ¿Dónde está Harry? — preguntó Granger, mientras se distraía con su desayuno, tratando de ignorar lo que sucedía a su alrededor, Ron aprovechando la distracción de la chica, le echó un ojo a la mesa de profesores notando la ausencia del pelinegro.
— En la enfermería. — respondió Longbottom, ambos lo miraron interrogante.
— Al parecer, el resentimiento es una característica no anunciada en la casa Gryffindor. — añadió una chica sentada al lado de Neville, comiendo una manzana. — Liana, un gusto.
El trío la escaneo, peliroja, ojos cafés, piel muy bien cuidada y con un aire muy aristócrata, pero con un rostro amable y coqueto, era como ver a... Perdieron la línea de pensamiento cuando su jefa de casa se posó detrás de ellos, haciéndolos sobresaltar.
— Todos aquellos con deformidad, demasiado pelo o cualquier cosa extraña, va a enfermería o se cura así mismo, todos a sus salones de clase. — declaró con seriedad. — Señorita Granger, Señor Weasley quédense un momento, los demás fuera. – el comedor se fue vaciando rápidamente, y el duo se levantó de sus puestos y se posaron al frente de la profesora. Al rato solo se podía escuchar a los elfos domésticos recogiendo la comida regada y reparando algunas velas, la profesora McGonagall lanzó un hechizo para que nadie pudiera escucharlos. — hay mucha disconformidad con la resta de puntos que ustedes están al tanto... — los miró, severamente. — el profesor Snape, castigo a su compañero, pero Harry no está en condición para cumplir con esa obligación en este momento, por eso ustedes cumplirán con ese castigo.
El dúo no mostró alguna emoción y solo asintió mecánicamente.
— Pueden irse.
Ron volvió a tomar la mano Hermione, caminaron a paso lento por el, ahora limpio, gran comedor. Cuando estuvieron fuera y las puertas se cerraron, se soltaron las manos rápidamente, el pelirrojo paso al frente doblando hacia la enfermería.
— Ron. — el chico ni se inmutó en detenerse. — ¡Ron! — le gritó furiosa. — ¡No vuelvas a controlarme de esa manera!
— Nos vemos más tarde. — le dijo sin siquiera mirarla y se perdió en el pasillo.
Podriamos catalogar esto como relleno.
Mr. Sh.
659 palabras
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Maldito & Posesivo
Fanfiction- ¡Suéltame! - Le grito fastidiado al de lentes. Este solo soltó una pequeña risa y lo apretujo mas contra la fría piedra, mientras decía. - No. El mayor chistó molesto, empujándolo, pero fue en vano, el mocoso tenia mas fuerza que el mismo. - Mal...