Oportunista.
7:00am.
Harry no era el tipo de Alfa que se interesaría en comprometerse, es más, el quería que el legado de la familia Potter acabará, bueno tenía ese pensamiento hasta que descubrió quien era su destinado, su intuición o instinto Alfa, le enviaba imágenes muy seguido de que ya es momento de acabar con su eterna soltería.
Sus ojos rojos no pasaron desapercibidos cuando entró al comedor esa mañana y la primera que lo hizo notar fue Petna Mortis, una muy metida peli-azul de 1.60. Cualquiera con un poquito de inteligencia le hubiera dicho a él mismo como veía y olía, pero no puedes esperar mucho de una Griffyndor con aires de vengaza. Lo escaneo con ojos filosos y sin mediar palabra le lanzó un hechizo.
Su nariz dio de lleno contra una de las ezquinas del comedor, botado un gran chorro de sangre, cuando le amarró las manos y los pies, desequilibrandolo y callendo después contra el piso. La primera reacción de Harry fue tratar de liberarse, pero se sentía muy mal y fue en vano. La sorpresa y el silencio sé propago por el Gran Comedor, tanto como los alumnos y profesores dejaron sus platos.
La primera en levantarse y acercarse con paso apresurado fue su jefa de casa. - ¿Que sucedió? - preguntó, mirando el cuerpo inmóvil del ojeroso Harry.
- Él está entrando en celo. - fue lo único que salió de la boca de la insoportable enana antes de volver a sentarse.
La profesora la miró y luego al chico en el piso notando el fuerte aroma que soltaba este, para ella que era Alfa se sentía un poco intimidada por ello, alzó su vista buscando a cualquier otro alumno afectado, pero parecía que aun el aroma era muy tenue para los omegas. Con un rápido movimiento de muñeca soltó al chico y lo ayudó a levantarse, notando la camisa manchada en sangre de este y sus ojos del mismo color. - Señor Potter, a la enfermería. - demandó severamente.
Él la miró escéptico, y luego a todos a su alrededor, desorientado, se tocó la nariz y notó como esta no dejaba de gotear, buscó con la mirada a sus amigos pero no estaban en sus puestos habituales, le mando un mirada depredadora a la enana de tercer año y esta nisiquiera lo volteó a ver, pero si notó como sus labios se curvaban en una sonrisa con un toque de burla, mientras se llevaba una cucharada de sopa a la boca. Harry no era el tipo de Alfa que perdía la compostura muy rápido (excepto cuando se trataba de su atractivo omega) pero el sabia que se lo merecía. Sin mediar palabra, su nariz volvió a la normalidad, y la sopa qué estaba comiendo Petna voló contra su cara, manchando su brillante cabello. El cuchicheo no se hizo esperar, el niño-que-vivió sumplente lo ignoró y salió campante del GC.
Para Harry no era difícil usar su magia, era como respirar, no tenía que hacer ningún esfuerzo, el nunca se había dado cuenta de lo poderoso que era hasta de derrotó al señor tenebroso, de ahí en adelante fue como si una puerta en su interior se abriera, desvordando magia ilimitada.
A paso lento se dirigió a la enfermería, se sentía un poco mareado y desorientado, pero no lo suficiente para no escuchar la voz que lo llamaba detrás suyo.
- ¡Harry! - le gritó Ginny, a un metro de distancia. - Te he estado buscando, vi lo que pasó en el comedor, ¿Te sientes bien? - ella no había notado el olor del chico hasta que se acercó más. - Estas entrando en celo.
El azabache la miró durante un segundo antes de dejarla sonrojada en el pasillo. Para él, ella había dejado de existir desde el momento que encontró a su destinado, el se lo había dicho, pero ella no lo había tomado de la mejor forma, aunque no perdía la esperanza de que cambiaría de opinión en algún momento de esta larga vida.
Será en otra historia, porque en la mía no~
Me perdí mucho tiempo, más del que quisiera, (mentira, nunca quise estar tan fuera de línea), siempre me mantuve leyendo los comentarios y releyendo esta historia para no perder el hilo, tiene sus faltas de ortografías y es muy redundante, pero le tengo mucho aprecio, además me la estoy tomando más enserio.
Mr. SH~
666 palabras.
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Maldito & Posesivo
Fiksi Penggemar- ¡Suéltame! - Le grito fastidiado al de lentes. Este solo soltó una pequeña risa y lo apretujo mas contra la fría piedra, mientras decía. - No. El mayor chistó molesto, empujándolo, pero fue en vano, el mocoso tenia mas fuerza que el mismo. - Mal...