Capítulo 7

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Secretos Ocultos.

– Yo también lo creo. – Dijo el profesor limpiando con un movimiento de mano sus zapatos y parte de su túnica. – ¿Qué tal...? No, más bien, te llevaré a casa, tu visita se extendió demasiado. – Extendió su mano como sustento, y este la tomo de inmediato. – Buenas noches, Draco.

El chico solo gruño y cerró la puerta de golpe.

7:39

– ¡Es un idiota! – Gritó él Omega mayor desde la habitación. – ¡Quién en su sano juicio creería semejante estupidez! ¡Basura, es pura basura! ¡Si no quería verme, si quería verse con la maldita de corte horrible, me hubiera dicho! ¡Yo lo hubiera dejado ir con gusto, eso sí, que ni pensara que seguíamos siendo algo! – Añadió esto último con amargura.

Él Omega de cabellos negros escuchaba todo aquello desde la ducha, rodando los ojos ocasionalmente, orando a Merlín que la poción dormir sin sueños hiciera efecto rápido.

Enjabonando su parte trasera noto que no había residuos de lubricación. Normalmente cuando tenía esos pequeños episodios de celo lubricaba demasiado, pero no había nada. Se enjuagó y salió de la ducha, tomó su pantalón del gancho detrás de la puerta y lo revisó, nada. Ni una sola gota. Con el ceño ligeramente fruncido salió del baño cuando ya no se escuchaban los tormentosos gritos y tiro el remolino de ropa en el cesto de la misma.

– ¡Ah, qué cuerpo! – Dijo el rubio haciendo el profesor arquear una ceja. – Si yo tuviera un cuerpo así, creo que también me acosarían como a ti. – Estaba entre las sabanas de color verde agua, sus palabras ahora dichas más somnolencia.

"Tan bipolar como siempre" pensó.

– No te vas a bañar. – Confirmó abriendo las puertas de madera del armario.

Ahogando un perezoso bostezo respondió. – No creo. Además, agarre una de tus pijamas y no quiero quitármela, tengo mucho sueño. – Se destapó hasta la cintura revelando una fina camisa de color blanco.

– No es una pijama, es una de mis camisas de trabajo, espero que al menos te dignes a dejármela justo como estaba. – Dijo sin voltear a verlo, tomó una larga bata de seda color gris y se la colocó, sin quitarse la toalla.

Unos alarmantes zumbidos resonaron dentro de su cabeza, haciéndolo detenerse súbitamente y luego recordó al chico de ojos verdes. Se colocó el pantalón de mismo color que la bata por debajo de la toalla y luego la tiro en el cesto.

– ¿Esperas a algún Alfa? – Balbuceo con somnolencia él Omega rubio removiéndose incomodo. – Su olor es potente, maldita sea, me recuerda cuando Draco va a entrar en celo, es excitante. – Calló unos cuantos segundos antes de decir. – Reconozco esas hormonas, es el chico Potter ¿No..? – Esto último lo dijo en un suave susurro antes de caer inconsciente.

El Omega de cabellos negros se acomodó bien la bata y se cerró la parte de adelante con la cinta. Con un suspiro apago las antorchas dejando en cuarto a oscuras y salió.

7:04

– No te creo. – Dijo la castaña. Los dos Alfas fruncieron el ceño en señal de confusión. – Te conozco, Harry, y se que una bomba de mocos no es tu estilo, menos, si el afectado es un Omega, eres estúpido pero no irrespetuoso. 

El azabache suspiro, nada se le escapaba a la Gryffindor. Era cierto que respetaba mucho a las/los Omegas, una prueba viviente era su relación con Dumbledore, respetaba mucho al anciano, sufrió por su supuesta muerte y casi lloro de alegría al verlo en el primer banquete después de la guerra, y sus buenos modales con eso combinado, le habían ayudado en su plan.

Maldito & PosesivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora