Capítulo 11

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Sangre Ardiente.

7:10 am.

Con su elegancia característica se sentó en su puesto habitual al lado del director, el cual estaba vacío, cosa que lo extraño, además de eso, no lo había visto desde el almuerzo del día anterior, casi cambio su expresión neutral matutina al darse cuenta de que el director no había estado en la cena y el ni lo notó. Barrió con la mirada el GC encontrándolo extrañamente inquieto, cosa que no era normal dada la temprana hora, revisó la mesa de sus Slytherin's y no se extraño ver la mirada depredadora de su ahijado en su dirección con los dientes de Alfa orgullosamente salidos en advertencia, cosa que no le género nada más que querer  rodar los ojos fastidiado.

— ¿Cuándo inicia este banquete? — Dijo el rubio a su lado, asiendo que se volteé de golpe extrañado. — ¿Que? La incursión a tu baño me dejó vacío, y si puedo decir, al menos el señor oscuro desayunaba temprano. — añadió soltando una disimulada sonrisa a la mesa de las serpientes, ganándose una patada por debajo de la mesa del pelinegro. — ¡Oye, no me patees!

— ¿Nose supone que tenías que ir a una reunión importante? — Pregunto malicioso el Omega menor.

Soltando un chasquido molesto el rubio se acomodó en la silla, poniendo una pierna encima de otra lejos de las ajenas. — Si, la tengo.

— ¿Entonces? ¿Que haces aquí? — preguntó arqueando un ceja.

— ¿Eres sordo? Te dije: ¡Tengo hambre! — respondió fastidiado. — No me moveré de esta estúpida silla hasta que sirvan ese supuesto banquete del que tanto hablaste.
— No tiene que gritar, Señor Malfoy. — gruñó Minerva, con tono de astio. Ellos no habían notado a la profesora a su izquierda, sentada justo después del puesto del director, el rubio rodó con ojos infantil cosa que solo noto el pelinegro, endureciendo sus facciones.

La inquietud era aficciante, podía ver que los leones no estaban tranquilos, eran más ruidosos de lo habitual y sus serpientes no paraban de tiran pedazos de comida hacia ellos, cosa que no era para nada sorprendente. Algo que en secreto agradecía era que la guerra no había apagado esa rivalidad entre casas. Echándole un pequeño vistazo, incentivado por no sentir la familiar mirada de la mesa contraria, se dio cuenta que el trío de oro estaba incompleto y rezagado, justo en el centro de la extensa mesa de alumnos.

— Me voy.— dijo el rubio volviendo a llamar la atención y en menos de un segundo había desaparecido.

El profesor no le dio mucha importancia al cambio repentino de actitud del rubio, en cambio sintió la mirada desaprovatoria de Minerva en su costado y el ligero murmullo de esta, quejándose de la acción de éste.

Al parecer, la tensión era tan fuerte que solo bastó qué el dobladillo de una las túnicas de un Slytherin de primer año tocará la pierna de un Gryffindor de segundo año, para que este se volterara y con un pequeño hechizo se las enrrollara haciéndolo caer sobre sus pies, golpeando un costado de la bancas y gimiendo del dolor contra el suelo.

Snape dudó durante un segundo levantarse a recoger al chico pero viendo los ánimos y no estando de un buen humor como era habitual, se levantó causando mucho ruido deteniendo brevemente a los alumnos de las casa con varita en mano, todos se le quedaron viendo mientras caminaba calmado hacia la bola de tela que era el chico en el suelo, con lágrimas en las mejillas rojas, lo agarró debajo de los hombros y levantó lentamente con las manos, si estuviera en sus cinco sentidos y sedado por los supresores hubiera mantenido la distancia con el niño y simplemente lo llevaba levitando, pero como su instinto omega en parte estaba alerta e inquieto solo se le ocurrió tener contacto directo con él.

Caminó sosteniendo sobre su hombro al pequeño, solo bastó un segundo antes de cerrarse el gran portón y de reojo vio el primero hechizo volar. Suspiró dirigiéndose a la enfermería, con su omega inquieto por el pequeño cachorro apoyado sobre el.

8:01 am.

Él podía sentir su sangre hervir, de muchas maneras, pero ahora solo era meramente sexual. Madame Pomfrey lo había encerrado en una habitación sin ventanas ni puertas, una cama algo pequeña para él recubierta solo con una sábana, de cierta manera le recordaba al cuarto que le había dado su tío (aunque la mayoría de veces se la pasaba debajo de las escaleras) la única diferencia es que la habitación en una esquina contaba con un pequeño baño y ducha. Harry no dudo en meterse con todo y uniforme, tratando de calmar las sensaciones que estaba sintiendo de manera avasalladora.

El chorro de agua fría le cayó de lleno como si estuviera en pleno desierto por días y encontrá un manantial. No era su primer celo, desde la caída del señor tenebroso eran más fuertes y ardientes (literalmente). El niño de oro se dejó envolver por el agua, respirando lento y pesado, tratando de calmarse hasta que el recuerdo de su amor apricionado contra su cuerpo, lloriqueando por la liberación llegó como una amargo y glorioso chiste a su incapacidad de tenerlo.

Se rió amargadamente golpeado por el recuerdo mientras sentía su pene hergirse dentro de su pantalón escolar, se sentía incapaz de lenvartar la mano para auto-complacerme aunque su cuerpo gritaba que lo hiciera lo antes posible, como si fuera de vida o muerte aquello, pero él no veía la pena hacerlo si no tenía a su omega al lado, ayudándole con su propia mano o deliciosa boca y en un último recurso su apretado orificio.

Pasaron los minutos que parecieron horas para él, cuando ya no podía seguir ignorando la presión en su parte baja, se desabrocho la baqueta del pantalón y lo dejo caer al suelo, su falo se levantó glorioso y orgulloso, salpicado un par de gotas de agua mezcladas con líquido pre-seminal en el proceso, gimió ante la sensación del agua sobre su ingle y cabeza (ambas) con afán se masajeo su intimidad, imaginando diferentes escenarios y fantasías sádicas,
una atrás de otra durante un par de minutos con los párpados cerrados e inmerso en la sensación de su mano.

De nuevo por acá~
Si ven muchas faltas de ortografía, es porque los capítulos están en revisión y poco a poco voy cambiandolos.

—Mr. SH

1033 Palabras

Maldito & PosesivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora