Capítulo 2

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Alfas confidentes.

Ni muy bien llegó a su Sala Común, ya tenía, no literalmente, a un castaña muy enojada encima. – ¡¿Dónde mierda has estado?! ¡Te busqué por todo el puto castillo! ¡No sabes lo preocupada que estaba! – La chica hablaba rápido y casi no se le entendía nada, excepto una que otra maldición, para ser una Beta era protectora como una Omega con sus crías y un Alfa con su pareja. El azabache busco con la mirada a su otro mejor amigo, lo encontró leyendo al frente de la chimenea absorto de todo.

Que raro, Ron leyendo. pensó extrañado el alfa.

– ¡Te estoy hablando! – Regresó su atención cuando a la chica cuando esta le pegó con un libro, de un buen volumen, en la cabeza. El chico de cabello revoltoso se sobó levemente con un gruñido.

– Mione, calmate, seguro estaba haciendo algo importante, ultra secreto, que no quiere que tu sepas. – Le ¿defendió? el pecoso levantando la vista de su libro mirando con una media sonrisa a sus dos mejores amigos. El comentario hizo que la castaña se volteara de lleno con una mirada de fastidio. – ¿Por qué Harry me ocultaria algo? – El alfa aprovechó la distracción para escabullirse silenciosamente. – Porque cada vez que quiere hacer algo fuera de lo normal para ti  haces todo lo posible para que no lo haga. – Respondió con desafío en sus ojos, odiaba cuando Hermione ponía en su papel de mamá gallina exagerado, la Beta solo resoplo obstinada. – Porque solo quiere hacer estupideces, que nos pueden meter en problemas. – Cerro ojos, tratando de no decir lo que se pasaba por la cabeza en ese momento, con un suspiro cansado. – ¿Eso es todo lo que te importa?  ¿Que nos o mejor dicho que te meta en problemas? ¿No te importa el motivo de porqué quiere hacer esas cosas? – Cuando la chica no dio respuestas, el chico tomo el silencio como un afirmativo. – Bien, hay tienes tu respuesta. – Dio por terminada la conversación cerrando su libro de golpe, para luego levantarse y seguir el mismo camino que su amigo.

No muy lejos de allí, en una de las habitaciones de La Torre, estaba el azabache tirado en su cama con varios hechizos de silencio y privacidad, pensado, o más bien, repasando los hechos que ocurrieron tiempo atrás.

No era como lo había planeado, sabía que esa no era la forma de acercarse, pero no se había resistido a su increíble olor y vulnerabilidad, con un su  suspiro metió la mano en su túnica y sacó la capa del Omega, sonrió mientras la regresaba a su tamaño original, le encantaba la capa de su profesor,  le encantaba como se movía detrás de él, le encantaba cuando su Omega se agachaba y se ceñía en su perfecto trasero, le encantaba cuando hacía el fru fru en su salida con estilo tipica de el, le excitaba cuando, al menos que fuera por error, esta rosaba su pierna cuando pasaba muy cerca de el, ignorándolo. 

Olfateo está sin prisa, disfrutando el sutil olor a café dulce, realmente disfrutaba el aroma del Omega, nunca antes lo había olfateado  tan de cerca, ya que, desde que lo conoció, nunca pasaban más de tres segundos sin que explotaran en una furtiva pelea, o el Omega nunca se le acercaba demasiado, al menos que fuera para amenazar o humillar, pero no recordaba haberlo sentido antes, como el aroma de Ron, muy masculino, de tierra seca y sal, un olor muy extraño el del Alfa o  flores y limón de Dumbledore. Aunque los Betas no poseen olor, si captan los aromas de los Alfas y Omegas, aunque más sutil y reducido. 

– Cuentame. – Pego un pequeño brinco al darse cuenta que su amigo estaba a pocos metros de su cama, estaba tan perdido en aspirar el aroma de su Omega que no lo escucho cuando entró, sin soltar la tela e incorporándose, quitó los hechizos antes puestos.

– ¡Me ibas a matar de un susto! – Le gritó corriendo las cortinas de su cama. – ¡Por Merlin, puedes avisar cuando entres al cuarto! – Sugirió mientras se sentaba al borde de la cama con sus zapatos tocando la alfombra, ni se había molestado en quitarselos cuando llegó, aún le faltaba la cena y encontraba molesto el quita y pone, levantó la vista de su calzado y miro la cara entusiasmada de su mejor amigo.

Maldito & PosesivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora