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— El sacrifico del Hada.
La mayor preocupación que tenía Rayla en esa semana, había sido que aún no lograba obtener sus alas. Habia aprovechado su supuesto "reposo" para poder entrenar con la Cuchilla Nova, aunque en las tardes sus amigos venían a visitarla para ver cómo estaba.
Estaba comenzando a frustrarse, debía de poder ser un Hada antes de su cumpleaños, pero aún no lo lograba. Ni siquiera lograba volver a hacer el hechizo del corazón lunar, algo que la desanimó bastante. Su cuerpo le dolía, estaba cansada de cada entrenamiento, de cada golpe y del cansancio.
Pero seguiría entrenando, aunque se desmayara por el cansancio seguiría, debía de ser capaz de asesinar a Aaravos.
— Rayla... cariño — la voz de Ethari llegó a sus oídos.
— ¿Qué ocurre? — cuestionó mientras secaba con su mano él sudor.
— Estuvimos buscando en los libros más antiguos de Xadia — unos que habían logrado recuperar— y encontramos una manera de ayudarte a obtener tus Alas...— Ibis colocó el libro frente a ella.
— Las Hadas Guardianas existieron desde los orígenes de Xadia, hay un lugar donde todos los mundos se conectan... el Mar del Expulsado, cada mundo le tiene un nombre distinto pero sigue siendo una conexión directa...— Janai se acercó a ella con una toalla, debían evitar decirle la otra parte.
— Hoy habrá luna llena, puedes entrar en ese mar...— le indicó Ibis.
— Te encontrarás con la primera hada guardiana y ella te pondra una prueba, quizás pueda ayudarte a liberar por completo tu poder — su padre se acercó hasta ella.
— ¿Creen que esté dispuesta a ayudarme? — cuestionó.
— En él pasado se utilizaba esto como una prueba, para asegurase que él hada guardiana era la adecuada para su reino... es una buena oportunidad, tu cumpleaños se acerca y la profecía también...— indicó Ibis.
— Lo sé... pero tampoco hemos podido encontrar al mago humano y en la profecía se le menciona — se cruzó de brazos.
— Vayamos un paso a la vez, Ibis y Janai pueden encargarse de encontrarlo... hija, ¿Estás dispuesta a intentar este hechizo? — preguntó el albino, tomando las manos de la joven.
— Si esto puede ayudarme a ser quien debo ser... si — sentía temor ante lo que pudiera ocurrir, pero haría lo necesario para obtener sus alas.
— Vayan a este lugar en la media noche, dejaré todo prepararado para que hagas el rito — la albino miró a la joven, su determinación le recordaba mucho a Lain.
