Capítulo 2:Una familia

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Nos encontramos en la fuente del centro de Babel donde cierto albino estaba sentado un tanto nervioso esperando a una persona.

Ya había pasado un día desde el robo fallido hacia Astrea y la gran vergüenza que sintió por ese acto pero a pesar de todo eso esa bondadosa diosa lo perdono y encima le dio dinero, gracias a eso pudo dormir en una cama muy cómoda y disfrutar de una deliciosa cena.

Ella de verdad era una diosa bondadosa, le había salvado la vida.

Y como ella se lo pidió llego a primera hora del día siguiente en la fuente de la plaza de Babel para reunirse con ella.

Le dijo que le presentaría a un amigo que también quería formar una familia, probablemente era un dios.

La bondad de esa diosa no tenía límites.

—espero que su amigo me acepte en su familia —penso un tanto nervioso.

Y no exageraba, el resto de familias lo habían rechazado de forma cruel así que era probable que ese amigo no lo quisiera en su familia.

Aun así agradecía de todo corazón la ayuda de Astrea aunque salieran mal las cosas.

—creo que llegué muy temprano —pensó recordando que salió media hora antes de la hora acordada.

Estaba tan nervioso que quería llegar lo más antes posible y ver que le prepararía el futuro.

Si ese raro adivino tenia razón entonces ese día lograria entrar a una familia.

—espero dar una buena impresión —pensó acomodando su camisa—. Abuelo, dame fuerzas.

Así los minutos fueron pasando en el lugar donde Bell solo estuvo sentado viendo a las personas pasar, la mayoría eran aventureros yendo al calabozo.

Pero por más que pasaba y pasaba el tiempo Astrea no aparecía en el lugar haciendo que una expresión triste empezará a aparecer en el rostro del albino.

—quizás......quizás se olvido de esa promesa —susurro bajando la mirada—. Era obvio, ¿Porque ayudaría a un vagabundo ladrón como yo? Ya hizo mucho con darme ese dinero.......o quizás su amigo no quiso conocerme, si eso debe de ser.

—o quizás me tarde un poquito ya que estaba regando las flores de mi jardín.

Bell por poco cae al agua de la fuente al escuchar una voz angelical a la par suya.

Al dirigir la mirada al lugar de la voz vio que Astrea estaba sentada a su lado con una bella sonrisa adornando su rostro.

—A‐Astrea-sama ¿Cuando llego? —pregunto sorprendido ya que ni siquiera sintió su presencia.

—hace un minuto pero estabas tan perdido en tus pensamientos que no te diste cuenta en que momento llegue —dijo sin dejar esa bella sonrisa—. Perdón por tardarme, no era mi intención hacerlo pero se me fue el tiempo en regar mi jardín.

—n‐no se preocupe, fue mi culpa por llegar antes del tiempo acordado —negó nervioso no queriendo que ella se sintiera culpable—. U‐Usted tiene muchas cosas importantes que hacer así que es obvio que llegaría un poquito tarde.

—jeje aun así lo siento por la tardanza —se disculpo riendo levemente, risa que cautivo al albino—. ¿Cómo estás? Por lo visto dormiste bien.

—a‐ah ¡Si! Muchas gracias por haberme ayudado ayer, si no fuera por usted no sabría que hubiera sido de mi.

—no me agradadezcas, me alegra haber podido ayudar —dijo poniéndose de pie—. Supongo que estarás esperando conocer a la persona que formara familia contigo.

Cartas a una diosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora