Cuando Bell llego a Orario no la tuvo nada fácil en el momento de encontrar una familia.
Antes de partir de su pueblo tomó los ahorros que dejó su abuelo antes de morir, ahorros que le durarían una semana en la ciudad de Orario.
Era tiempo más que suficiente para encontrar una familia que lo aceptara.
Era así de fácil o al menos así se miraba en su cabeza.
Jamás pensó que la ciudad iba a ser tan cruel con él.
"No aceptamos mocosos".
"Te miras débil niño, vete".
"Solo seras un estorbo".
"Necesitas darnos tú riñón si quieres entrar".
"¿Tienes dinero?".
"Nos encargamos de vender mercancía ilegal, si quieres ser parte de nuestra familia tendrás que ser el repartidor, él último fue asesinado por la competencia, lo asesino un niño en una bicicleta".
Nada, todos le negaban entrar a la familia y los pocos que estaban dispuestos a aceptarlo lo querían para hacer trabajos sospechosos.
Jamás pensó que la ciudad sería así.
Su abuelo siempre le contaba cosas maravillosas, que Orario aquí, que Orario haya y al final fue lo que menos esperaba.
-todas esas palabras mágicas eran falsas -susurro desanimado caminando lentamente por las calles de Orario.
Ya había pasado una semana desde que llegó a Orario y no había tenido nada de suerte, incluso el dinero que tenía se había acabado teniendo que dormir en un callejón, mismo callejón que compartía con un vagabundo que se había vuelto su amigo en esos días.
-aaaah -un suspiro cansado soltó Bell entrando al callejón y sentarse en el suelo apoyado en la pared.
La vida no lo había tratado bien en esa semana.
-¿Como te fue? -pregunto un hombre que rondaba los cincuenta años vestido con ropas viejas y cargando una gran barba.
Era el compañero de callejón de Bell.
-lo de siempre, me rechazaron en los dos lugares que fui, ni siquiera me dieron oportunidad de hablar -susurro desanimado-. ¿Tan mal me miro?.
-si te soy honesto tienes la apariencia de alguien débil aunque tienes buena cara, quizás si pruebas suerte quizás te acepte la diosa Ishtar -propuso dándole un trago a su botella de licor.
-¿Enserio? ¿Y que hace esa familia? -pregunto Bell con ilusión.
-prostitución.
-olvidelo.
Bell volvió a bajar la mirada desanimado al escuchar esa respuesta.
Había preguntado a casi todas las familias existentes de la ciudad, a las únicas que había dejado fuera era a la Familia Freya, la Familia Apolo ya que escucho cosas turbias y a la Familia Astrea por obvias razones.
-de verdad que tienes mala suerte chico, ni siquiera las familias que son basura te aceptan.
-ugh.
-incluso la familia Loki te rechazo, y eso que ellos aceptan a cualquier pendejo.
-no me lo recuerde -susurro triste recordando como un hombre lobo lo echo a patadas sin oportunidad de hacer la entrevista-. Y lo peor que ni siquiera me queda dinero para regresar a mi pueblo y volver a ser agricultor.
-¿Haz probado suerte con la diosa Demeter?.
-me dijo que me miraba con alguien con talento como para estar en su familia como agricultor, que necesitaba a una familia de exploración.
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Cartas a una diosa
FanfictionAstrea a estado recibiendo cartas de amor de una persona misteriosa así que las chicas de su familia se verán en la tarea de averiguar quien es esa persona que esta interesada en su Diosa.