Capítulo 10:Noticia

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-y eso sería todo por hoy, no lo hiciste nada mal para ser tu primer día.

-a‐ah......

Nos encontramos en el patio de entrenamiento de la mansión Chimenea donde Kaguya estaba de pie con su ropa un poco sucia guardando su katana y tirado en el suelo estaba el albino con su cuerpo molido a golpes y con pequeños cortes.

Su primer día de entrenamiento en combate había terminado y fue un infierno para Bell, incluso las clases de baile le parecían mejores.

-oh vamos, no exageres, no te golpee tan fuerte -dijo la oriental al ver que no se movía del suelo-. Agradece que soy yo la que te esta entrenando, si fuera la elfa tonta ya estuviéramos preparando tú funeral, es tan tonta que no controla su fuerza.

-n‐no siento la e‐espalda -susurro Bell intentando moverse pero el dolor se lo impedía.

-jejeje si no eres lo suficientemente hombre para aguantar los entrenamientos entonces lo dejaremos de lado y nos centraremos en las clases de ballet -se burlo la oriental-. ¿Te parece?.

-y‐yo lo resisto -susurro poniendo todas sus fuerzas en sus manos para levantarse.

Pero sus esfuerzos fueron en vano y cayó nuevamente al suelo.

Jamás creyó que ese entrenamiento fuera un infierno, solo entreno por una hora pero sentía que fue por todo el día, fue una locura.

Esa oriental era bella pero muy peligrosa.

-¿P‐Puedo tomarme una poción?.

-una de muy baja calidad, así tú cuerpo se acostumbrará al dolor y aumentará tú resistencia.

-ugh.....

En esos las puertas de la sede fueron abiertas saliendo Hestia y Astrea después de haber convivido un rato entre amigas aunque por alguna extraña razón Astrea tenía el ceño levemente fruncido algo que fue notado rápidamente por Kaguya.

-¿Habrá pasado algo? -pregunto Kaguya extrañada.

Mientras en la mente de Astrea.

-"Bell y Kaguya esto, Bell y Kaguya lo otro. ¿Acaso solo eso puede decir? Casi parece que lo hace apropósito" -pensó la diosa de la justicia viendo de reojo a la pequeña diosa la cual tenia una pequeña sonrisa feliz.

Hestia había seguido platicando de eso en gran parte de su platica de amigas, platicas que tuvo que aguantar Astrea.

-¡Kaguya, Bell‐kun! ¿Ya terminaron su entrenamiento? -pregunto Hestia curiosa acercándose a ambos.

Astrea al ver en el estado que estaba Bell se sintió muy preocupada teniendo ganas de regañar a Kaguya por no controlarse a la hora de entrenar y la vez queriendo ir a donde él y ayudarlo.

"¡Kaguya y Bell hacen una gran pareja!".

Pero las palabras que dijo Hestia llegaron a sus recuerdos haciendo que esa molestia apareciera en su corazón ganándole a su preocupación por el conejo.

-A‐Astrea-sama -susurro Bell con alegría al ver a la bella diosa.

Sabía lo buena que era ella así que lo ayudaría diciéndole a Kaguya que le diera una buena poción para que se recuperara.

Astrea era tan buena.

-¿P‐Puede ayudarme? -pregunto débilmente viendo los bellos ojos de la diosa los cuales no tenían ese brillo característico que siempre llevaban.

-.....

-.....

-.....

-¿A‐Astrea-sama?.

Cartas a una diosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora