Cinco

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Me había quedado dormida, la alarma no habia sonado y esa era la excusa planeada.

Me puse mi "saco de oficina" y un abrigo encima, corrí al momento de ponerme los zapatos y acomodé un poco mi cabello cuidando la prolijidad.

—No puede ser... exclamé dirigiéndome a las llaves que se encontraban sobre la mesa. 

"Hace mucho no lo uso", pensé mirándolas. 

"LLegas tarde , T/n", me replantee.

—Bien, todo sea por una disculpa.

Tomé las llaves y bajé al estacionamiento. Allí se encontraba mi auto, un Mercedes AMG V6 blanco. Vehículo por el que había ahorrado muchísimo, para el cual también me habian ayudado mis padres y... Yeonjun. Habían pasado cuatro años, no lo usaba hacía tres. No por que algo estuviera roto, simplemente no podía subirme sin ponerme melancólica.

—Que tonta soy, mira lo bonito que es... —Me dije a mi misma abriendo la puerta y contemplando su interior, para luego subirme y aferrarme al volante—. Recuerdo cómo se conduce, yo puedo. No entendía absolutamente nada de autos pero me gustaba verlos.

Encendí el motor, respiré profundo y conduje hasta la entrada del estacionamiento. La puerta del "garage" se abrió y sonreí al darme cuenta de que estaba punto de salir con mi propio auto. 

Llegaba tarde, si, pero nada me iba a impedir pasar a comprar unos bizcochitos para llevar al trabajo.

—Podré llegar tarde, pero nunca morirme de hambre.

***

 Pasé frente al café donde solíamos desayunar los domingos por la mañana, y mi pecho se apretó al recordar cómo Yeonjun siempre insistía en que pidiera algo más que "solo un té común". Pero no me detuve. No hoy.

—Mantente enfocada —me dije a mí misma, tratando de dejar esos recuerdos a un lado.

Al llegar a la panadería, me estacioné rápidamente y bajé del auto con una sonrisa. El olor a pan fresco y café recién hecho me hizo sentir una sensación de paz, despejando mi mente de cualquier pensamiento innecesario. Entré y me dirigí directamente al mostrador, donde la misma chica de siempre, me saludó con una sonrisa.

—T/n, mi clienta más frecuente —dijo mientras me preparaba una bolsita con bizcochos—. ¿Todo bien?

—Sí, ya sabes, mi estómago se acostumbra al sabor de los bixcochos de aquí —le respondí con una sonrisa cortés.

Pagando rápidamente, tomé los bizcochos y volví al auto, pero justo antes de encenderlo, sentí una vibración en el asiento del copiloto. Mi teléfono. Lo había dejado allí en mi apuro por salir de casa.

Lo miré. Un mensaje de Jay.

"¿Qué tal  estás? ¿Tienes algo que hacer en la tarde?"

Suspiré y me quedé mirando la pantalla. Jay... Era raro recibir un mensaje suyo luego de tanto tiempo.

Decidí no responderle en ese momento. Simplemente guardé el teléfono en mi bolso, y con prisa, encendí el auto.

El camino al trabajo se sintió más liviano. Quizás era la sensación de libertad que me daba volver a conducir mi propio auto o tal vez simplemente el hecho de estar ocupada me alejaba de todos esos recuerdos que habían vuelto a surgir del pasado. 

Llegué a la oficina tarde, sí, pero con bizcochos y una sonrisa.

—Siempre tan oportunista, T/n —me dijo Beomgyu a al verme entrar con las manos llenas—. ¿Vas a endulzarnos la mañana como siempre?

Back to me ★ [Yeonjun x T/n]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora