Back to me ★ [Yeonjun x T/n]

Catorce

Estábamos todos sentados, concentrados en nuestros trabajos.

Tenía a Yeonjun a mi lado, que caminaba más de lo que estaba sentado.

—Quédate quieto, por favor —dije harta.

—No quiero, necesito caminar —se excusó.

—Muéstrame tu progreso —pedí.

Yeonjun dejó de caminar por un momento y me miró con una mezcla de frustración y cansancio.

Sabía que detestaba que le diera órdenes, pero también sabía que no estaba progresando mucho si seguía caminando por la sala.

—¿Progreso? —repitió, sacudiendo la cabeza—. No hay mucho que mostrar, la verdad.

Suspiré y me incliné sobre mi escritorio.

Beomgyu, quien estaba a un par de escritorios de distancia, levantó la vista al escuchar nuestra breve interacción. No dijo nada, pero pude notar su atención fija en nosotros.

—Si no tienes nada que mostrar, al menos deja de dar vueltas como si esto fuera un parque —dije en voz baja, tratando de sonar más calmada.

Yeonjun rodó los ojos, pero finalmente se sentó. Agarró su computadora y la giró hacia mí, mostrándome la pantalla llena de gráficos y datos.

—Aquí está mi "progreso" —dijo, casi burlón—. ¿Feliz?

—Suficiente para que dejemos de perder el tiempo —respondí, sin poder contener el tono cortante en mi voz.

Beomgyu se aclaró la garganta de forma ligera, lo suficiente para llamar mi atención. Cuando lo miré, me dedicó una sonrisa que parecía decir "tranquila", como siempre hacía cuando las cosas se tensaban. Le devolví una mirada cansada y volví a concentrarme en la pantalla de Yeonjun.

—Los gráficos están bien, pero necesitas más análisis. ¿Ya terminaste la conclusión?

Yeonjun me observó por un segundo más de lo necesario antes de responder.

—No, no aún. Pero lo haré. Si es que consigo concentrarme.

Me crucé de brazos, intentando contener una respuesta impulsiva. La situación con él era un círculo vicioso. Hablábamos con tranquilidad, surgía una chispa y la tensión aparecía; era una ida y vuelta de indirectas.

—Entonces, concéntrate —dije finalmente, tratando de sonar más firme de lo que me sentía.

Yeonjun me lanzó una mirada incrédula.

—¿Concéntrate? ¿Es en serio? —resopló, como si no pudiera creer lo que acababa de decir.

Sentí cómo la paciencia se me agotaba. Sabía que estar juntos en este proyecto era complicado, pero él no estaba haciendo nada para facilitar las cosas.

—Sí, concéntrate —repetí, más firme—. Deja de pasearte por toda la sala. Solo necesitamos avanzar con el trabajo.

Yeonjun me miró fijamente, como si estuviera evaluando si merecía la pena discutirlo más. Después de un largo silencio, se volvió hacia la pantalla.

—De acuerdo —murmuró, casi sin energía—. Te mostraré algo en cuanto lo termine.

Beomgyu, que hasta ahora había estado callado, dejó caer la lapicera que sostenía y nos miró a ambos con una sonrisa torcida.

—¿Qué pasa? —preguntó con una sonrisita—. ¿Problemas en el paraíso laboral?

Giré los ojos, pero no pude evitar sonreír un poco.