Kageyama Tobio.
Es alguien difícil de tratar, tiene una personalidad horrible y es insoportable.
Ese tipo me gusta.
¡Desafortunadamente, me gusta!
Y mi mejor y peor idea fue intentar algo con él.
Pero la fortuna nunca está de mi lado.
Como sea... so...
Realmente me pregunto si algún día me volveré inmune a la manera de ser de Kageyama. Sin embargo, mientras más pasa el tiempo más me doy cuenta que nunca lo haré.
Por eso ahora mismo estoy tirado en mi cama. Me duele el corazón, amigos. Kageyama me lastimó y si bien pensé que era fuerte, esta vez no logré soportarlo.
Me dijo los mismos insultos de siempre: inútil, idiota, tarado y enano. Claro que para él es normal y se supone que también debería ser para mí, sin embargo estos estúpidos sentimientos hacen que me sienta peor que nunca. No quiero que el chico que me gusta me insulte, solo quiero que me llene de besos y me abrace cuando este triste.
Estúpido Kageyama.
Gracias a eso, desarrollé un gran plan: Ignorarlo.
Bien, quizás no es tan inteligente pero tengo mucha fé. ¡Ustedes también confíen en mí!
El día jueves comienza y con ello mi plan.
—Hey, idiota. ¿Quieres que-?
Pasé de él. Fue increíble. Se sintió raro pero que se joda por insultarme tanto.
Las primeras horas las puedo soportar. Y comienza a costarme cuando Kageyama se da cuenta de lo que hago y empieza a preguntarme qué me pasa.
—¿Por qué me ignoras? —preguntó. Si lo miro, perderé—. No recuerdo haber hecho algo mal. ¿Lo hice? Hinata.
Solo sigo caminando y bajo la mirada. Te odio amor.
—Oye, ¿qué pasa?
Kageyama es persistente y me sigue. Cuando sus dedos rozan mi cintura para detenerme, yo recuerdo a Dios por un momento.
—Hinata, no seas idiota. ¿Qué pasa?
Ya la cagó.
Lo alejé de un manotazo.
—¡Tus insultos son lo que pasa, idiota!
Adivinen quién regresó a casa casi llorando.
Ni un día mi plan. ¡Ni uno!
Vaya mierda.
Me quedé acostado todo el día observando partidos de vóley. Abrazaba mis peluches y comía palomitas con los ojos llorosos. ¿Por qué soy tan sensible cuando se trata de él? Me enojan tantos estos desafortunados sentimientos. Realmente no quisiera sentir nada por él, ya que es la persona más idiota que puede haber pisado la tierra pero mi corazón lo eligió.
Y sufro por este amor, ¿saben? No quiero que las cosas sean así pero no puedo cambiarlo. Sé que por más que intente fijarme en alguien más, mis ojos siempre volverán a él. Y porque es una persona increíble cuando se trata del voley o cuando nadie realmente le presta atención. Aún así no puede soportar su trato, me volví débil ante ese armador idiota.
«Ay, si tú también lo estás insultando» ¡Cállate, es mi narración!
Suspiré. Si me hubiera fijado en Noya, esto definitivamente no hubiera pasado.
—¡Shoyo! —El grito de Natsu me asustó—. ¡Te buscan!
—¡Abre tú!
—¡No puedo, me voy a bañar!
Bufé y de malas me levanté.
Mamá no estaba a estas horas.
Sorbiendo mi nariz, intentando no lucir más lastimado y arruinado de lo que estoy, abro la puerta.
—Oi, toma.
Tres estúpidas margarita choca contra mi pecho y luego veo los ojos avergonzados de Kageyama observarme con el rostro enrojecido.
—Supuse que te gustarían. Siempre que pasamos por la florería te las quedas viendo —refunfuñó cada vez tornándose más rojo—. Y también supuse que te enojaste porque te digo idiota. O simplemente porque insulto.
Ay no, tengo ganas de llorar. Que alguien me salve por favor.
Sorbí mi nariz observando las flores.
—Gracias, Kageyama.
Murmuré pestañeando rápidamente. No quería que me viera llorar por esto.
—No te trataré más así, si es lo que quieres —suspiró—. Pero... nunca lo hice de malas, ¿sabes?
Alcé la mirada. Supongo que mi rostro enrojecido y mi mirada tan llena de emociones hace que se sorpresa, rápidamente tomando mi cabello y tirando de él. No es brusco; tanta sutileza en él me sorprende.
—Eres tierno, idiota. ¡Ah, perdón!
Terminé soltando una risa. Kageyama sonrió calmándose un poco.
—No te preocupes.
—¿Entonces estamos bien?
Quiero besarlo, carajo.
—Sí.
Pero solo le sonreí.
—Estamos bien, Kageyama.
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Hola, amores!
cómo están? cómo andan?
cómo los está tratando el frío de mierda? a mí para el orto LO ODIO
