17: Todo es rosa

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—¡Adiós!

—¡Adiós, Tanaka-san!

El segundo paso del plan comenzó. Luego de nuestra maravillosa unión de manos en el receso —tema del cual no hablamos, cuando sonó la campana, solo nos levantamos y nos fuimos en silencio. Me sentía incómodo pero él no lo parecía. En el segundo receso, no hablamos del tema, incluso cuando él volvió a tomar mi mano.

La noche cae y tengo un poco de frío. En silencio caminamos fuera de la escuela, sintiéndome nervioso. Tengo miedo de que me rechace porque una cosa es tomar mi mano y otra, completamente distinta, es darle un beso en la mejilla. Es demasiado. Dios, no quiero que me mate.

Poco a poco llegamos al final del camino. Se supone que aquí es cuando debo darle el beso de despedida. Durante todo el camino intenté lucir normal, charlando con él como si nada. Intenté ser positivo, pensando que quizás Kageyama no se lo tomará mal y solo yo tengo miedo. Estoy ansioso. Auxilio.

—Bueno, nos vemos mañana.

Kageyama alza su mano para despedirse. Él debe irse por el otro lado. Yo respiré hondo y negué rezándole a todos los santos de los que mi mamá alguna vez me habló.

—Buenas noches, Kageyama-kun.

Murmuré y sin pensarlo, dejándome llevar, me puse de puntas y dejé un beso en su mejilla.

Lo logré.

¡Lo logré! ¡Auxilio, lo logré! ¡No me tenía ni un poquito de fé!

Apenado, lo miré apretando el agarre en mi bicicleta. Él me miraba sorprendido, con su rostro tornándose rojo poco a poco. Por favor, no me odies ni te enojes, tampoco te alejes, Kageyama. ¡Eso me mataría!

Aún así cualquier pensamiento inseguro se deshace cuando él me sonríe suavemente y asiente, comenzando a alejarse.

Yo dejé salir todo el aire de mis pulmones casi exasperado, relajado al instante que él ya estaba lejos. Así que no morí ni él se enojó. Me... sonrió y se fue como si nada. Lo logré, no sé cómo pero lo logré. Y hablo en serio cuando digo que llore camino a casa; no es que haya sido un llanto desconsolado pero... fue demasiado para mí. Estaba tan feliz, ¡no estaba tan mal de la cabeza después de todo!

Esa noche dormí alegre. Nadie podía borrar la sonrisa de mi rostro. Y mucho menos al día siguiente.

—Buenos días.

Kageyama se agachó para dejar un rápido beso en mi mejilla. Yo lo miré sorprendido con el rojo apoderándose de mi rostro. Él parecía ofendido por eso y solo tiró de mi cabello, haciéndome quejar suavemente.

—No me mires así. Tú hiciste lo mismo.

—Ya —agil alejé su mano de mi cabeza y la tomé, entrelazando nuestros dedos—, pero me sorprendiste.

Kageyama no dijo nada y solo siguió caminando mirando a cualquier lado lejos de mí. Lo había avergonzado y eso se me hacía demasiado tierno.

Me sorprendió cuando llevó nuestras manos a los bolsillos. Es verdad que el frío comienza a molestar. Yo sonreía como un tonto enamorado, ¿a quién podía engañar? Kageyama me traía excesivamente mal. Podía controlarme como quisiera porque yo le haría caso; me gustaba demasiado. ¡Necesitaba que lo supiera! Pero tenía que callarme un poco más, mínimo hasta sentirme muy seguro de esto.

—Nos vemos en el receso.

—Adiós, Kageyama-kun.

Sentí que sería demasiado despedirme en el pasillo con un beso. Él se me había quedado viendo confundido pero yo decidí ignorarlo por los nervios que sentía. ¡Debería haberle dado un beso ahí! Si que desaprovecho oportunidades...

Como sea, el primer receso del día llegó y Kageyama me esperaba afuera, claro que sí pero no tenía buena cara. Parecía pensativo, casi aburrido. ¿Será que no le gustó su clase?

—¿Todo bien, Kageyama-kun?

Pregunté de camino. Él me dedicó una mirada y siguió caminando en silencio. Por primera vez en mi vida, esa actitud me desconcertó. ¿Acaso estaba teniendo un mal día? Ni siquiera me habló cuando nos sentamos para almorzar y la curiosidad cada vez picaba más.

—Kageyama —llamé pero no tuve su atención—. Kageyama-kun, ¿qué pasa?

Ni siquiera me miraba. Sentí repentinas ganas de querer matarlo. ¡Comunicación, idiota! ¡Comunicación!

—Kageyama —tomé su hombro y él alzó la mirada—. ¿Qué pasa? —repetí. Kageyama bufó.

—Nada, ¿qué va a pasar?

—¿Por qué el mal humor tan de la nada?

Negó y regresó su vista a la comida. Qué complicado que es...

—¿Kageyama?

—¿Por qué no me diste un beso?

La pregunta me dejó atontado. Me le quedé viendo claramente confundido. ¿De qué hablaba?

—¿Eh?

—Sí, eso —Ni siquiera me miró—. Te despediste y me saludaste con un beso pero cuando estábamos en tu salón no lo hiciste, ¿por qué?

¿En serio que estaba enojado por eso? Debería matarlo.

—¿Por qué no te di un beso? —asintió obvio. Yo parpadeé atontado—. ¿Por eso estás así? ¿P-por mí?

—¿Por quién más va a ser, tonto? —preguntó molesto.

Yo me encogí de hombros sintiéndome muy feliz.

Cuando su rostro comenzó a tornarse rojo, él comenzó a negar.

—No debí haber dicho eso, por Dios. Lo siento, y-yo no sé qué estaba pen...

Pero antes de que comenzara a decir estupideces, dejé un rápido beso en su mejilla. Él me miró todavía más avergonzado y no pude evitar reír.

—Qué tonto eres, Kageyama-kun.

—Qué tonto eres, Kageyama-kun

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HOLAAA AMOREEEES

me quedé re dormida escribiendo anoche lsjfkajdk ESPERO LES HAYA GUSTADO EL CAP! :)

por favor, no se olviden de votar y comentar! gracias por todo su apoyoo o o o oo o tkmm los amo oo o oooooooo

tkm tkm tkm

Desafortunadamente, Kageyama² | KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora