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Milica Ivankovica

De camino a casa, después de la gala.

Suspiré al subirme a la camioneta. Niklas había regresado, pero se sentía diferente.
Darou organizó la salida de la residencia, le hice la señal para partir y se acomodó en el asiento del copiloto, sacando la tableta del compartimento y soltando un suspiro cansado.

— Mili, tranquila, esto podría ser para tu bien — dijo, mirando la pantalla.

— Sí, claro. Solo que no esperaba volver a verlo — respondí, mirando por la ventana. Sentí el abrigo de Bas sobre mis hombros y le sonreí, buscando un poco de alivio.

— No pensaste en volver a verlo, o no pensaste en lo que te propusieron hace un año — murmuró Bas a mi lado.

En ese momento, Darou empezó a dar órdenes a través del auricular con urgencia. Una camioneta salió al frente. Estaban tratando de interceptar la segunda camioneta.

— ¡Despista esos ataques, carajo! — rugió, sacando tres Desert del compartimento y lanzándole una a Evan mientras mantenía las otras dos a la mano. — Debemos sacar a Milica de aquí.

Basile presionó un botón bajo el sillón, revelando un compartimento secreto. Sacó una Saiga-12 y una Uzi.

— Dos camionetas a las 6, señorita — informó Igor. Miré hacia atrás y vi las Cadillac negras. — Llamaré al señor Ivankovic.

— No lo hagas. Gira en la próxima intersección a la derecha — le ordené, tratando de mantener la calma. No quería alarmar a papá. Y si lo que dijo papá era cierto, esto no era solo por mi cabeza.

Les mandaré una mensualidad a la esposa de Igor.

— Es un callejón estrecho, Milica — comentó Evan, con preocupación. Lo sabía, pero no teníamos otra opción.

— Dame la tableta y asegúrate de seguir mis instrucciones — murmuré mientras Darou me observaba confuso.

Tomé la tableta y marqué el código de defensa, un mensaje llegó segundos después. Era nuestra única salida en esta situación.

— Faltan 5 minutos para llegar, señorita — dijo Igor, mirando por el retrovisor.

De manera discreta, saqué la mini Glock del compartimiento entre los asientos. Justo antes de llegar al callejón, Igor detuvo el vehículo de golpe.

— ¿Qué estás haciendo, Igor? Arranca ya — exigió Darou. Igor me miró, atacó a Evan con la cuchilla y luego levantó la pistola hacia mí.

— Lo siento, señorita, pero tienen a mi hijo — dijo Igor con voz temblorosa.

— No te preocupes, ya lo sabía — respondí, sacando la cuchilla de la pierna de Evan y lanzándola directamente al rostro de Igor. La cuchilla se hundió entre sus ojos, apagando su mirada.

— ¡Bajen ya, carajo! ¡Vámonos! — ordenó Bas, mientras abría la puerta y verificaba el perímetro. Corrimos hacia el callejón.

Dos SUV nos esperaban al otro lado. Tomé a Evan, pasándole su brazo por mis hombros mientras nos dirigíamos a las camionetas. Al darme la vuelta, vi a dos hombres acercándose. Darou disparó, eliminando a ambos con precisión. Bas abrió las puertas de las camionetas tomando a Evan entrandolo al auto, antes de poder subir, un hombre se lanzó sobre mí.

— Maldita, lo que dan por tu cabeza me dará una nueva vida — dijo mientras me apuntaba con la Glock.

Con rapidez levanté la pierna golpeando sus huevos con mi talon y me deslicé sobre él. Con la cuchilla que tenía en la mano, lo apuñalé varias veces. La sangre salpicó cubriendo mi rostro.

Runaways En Las Nubes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora