LUCIFER || Mafia "Tom Kaulitz"...

Problems

Fuera de pensamientos.

—Joven, hay una señora que quiere hablar con usted —dijo Raúl tras la puerta.

—No estoy para nadie —repliqué.

—Es sobre el niño Turner.

—Joder —cerré los ojos—. ¿Está por teléfono o está aquí?

—En la cafetería. Comentó que lo espera en diez minutos. La dirección está anotada aquí —pegó un papel en la puerta—. Será mejor que se apresure.

Observé el papel con curiosidad, me levanté, lo arranqué y leí. La cafetería parecía cercana; hace años estuve por allí.

—Raúl, cuida la puerta de Leah, que esa perra no escape. Si escuchas algo "anormal" dentro o afuera, me llamas, aunque sea una rata por los pasillos —ordené arrojando el papel al suelo—. Recoge ese papel y tíralo a la basura.

Pasé empujando a Raúl de mi camino. Él me miró indignado y molesto por mi comportamiento.

—Inútil —murmuró, aunque lo escuché. No hice nada; no estaba para peleas, lo único que quería era dormir.

Mientras manejaba, escuché una fiesta local. Veía a todas las mujeres de allí. El semáforo me detuvo, y me quedé más rato mirando. Mis ojos se clavaron en una mujer de cabello azul oscuro, con los reflejos de las luces se notaba.

Un pitido me hizo arrancar el auto, quitando la mirada de allí.

Al llegar, Carmen, la supervisora de Xander, me hizo una seña. Noté que la acompañaba una chica, supuse que era su hija.

—Hola, Carmen. ¿Qué pasa con ese mocoso?

—¿Dónde están tus modales? —replicó.

—No te importa. Dime lo ocurrido, no tengo tanto tiempo.

—¿Qué? ¿Vas a correr otra vez en moto? —dijo moviendo la cabeza con el brazo en la mesa.

—No eres mi madre, y si lo fueras, ya estarías muerta —dije con un tono grave y amenazador—. Por cierto, ¿quién es ella? ¿Y por qué me haces venir a esta hora?

—Salí tarde del trabajo, por eso te cité tan tarde. Y "ella" es mi hija, me acompañó por mi seguridad —dirigió la mirada a ella y rápidamente volvió a mí.

—Ya veo. ¿Cómo se llama?

—Mi vida personal no te incumbe, Kaulitz. A lo que viniste, el problema...

Golpeé la mesa con fuerza y me levanté.

—Si trabajas conmigo, me dices todo, Carmen. ¿Qué tal si me traicionas? Esa chica tendría que pagar —me levanté sin apartar la mirada.

—Eso no va a pasar —carraspeó—. Siéntate y no armes un lío.

Volví a sentarme, molesto e intrigado aún más.

—Se llama Eva Villalba, tiene 16 años. ¿Qué más quieres saber?

—Solo quería saber su nombre... —ubiqué mis manos cruzadas sobre mi regazo—. Al grano, ¿qué pasa con el mocoso?

—Pronto te van a investigar. Le pagaste a una mujer para fingir ser una persona irreal, una chica familiar, lo que te llevará complicaciones. Primero tendrás que ir donde los jueces, presentarte por primera vez —suspiro—. No sé cómo le hiciste para que lo creyeran, pero lo lograste. Segundo; el niño pronto se incorporará en otro colegio, porque descubrimos que en el anterior le hacían bullying y al chico no le quedaba otra que pegarles a los muchachos, terminando con graves heridas. Por supuesto, el representante no estaba. Lo solucionaba con cartas y dinero para arreglar daños, ¿no es así?