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Julio 1

El sol estaba en su punto más alto cuando el grupo de amigas llegó a la playa. Dani, con una sonrisa de oreja a oreja, manejaba su nuevo auto con entusiasmo, disfrutando del aire cálido que entraba por las ventanas abiertas. El vehículo, un sedán compacto azul marino que aún tenía ese brillo de recién salido de la agencia, serpenteaba por el camino costero, con Aixa a su lado en el asiento del copiloto, cantando alegremente al ritmo de la música que salía de los altavoces. En el asiento trasero, Bri y Grace intercambiaban miradas cómplices, sus manos entrelazadas mientras disfrutaban del paisaje con Megg y Lisha que solo estaban hablando animadamente. El ambiente en el auto era de pura emoción y anticipación, y la conversación fluía con facilidad.

Mientras tanto, Valentina y Riley se encontraban en una situación completamente diferente. Llegaron en la moto de Valentina, una elegante y potente motocicleta negra que rugía por las carreteras. Riley estaba abrazada a la espalda de Valentina, sintiendo el viento en su rostro y la emoción de cada curva. Había algo en la forma en que Valentina manejaba, con confianza y seguridad, que hacía que Riley se sintiera completamente a gusto, incluso mientras volaban por la carretera. El sonido del motor resonaba en sus oídos, y Riley no podía evitar sonreír al imaginar cómo serían los próximos días. Era un contraste perfecto entre la serenidad de las conversaciones en el auto y la adrenalina del viaje en moto, pero ambas partes estaban llenas de expectativas.

Cuando finalmente llegaron a la playa, se encontraron con un paisaje espectacular. La arena dorada se extendía hasta donde alcanzaba la vista, y las olas rompían suavemente contra la orilla. A lo lejos, algunas gaviotas planeaban sobre el agua, y el olor a sal impregnaba el aire. La cabaña que habían alquilado se alzaba justo frente a la playa, rodeada de palmeras y con un pequeño porche que daba al mar. Era un lugar modesto, pero encantador, con una fachada de madera clara y grandes ventanas que dejaban entrar la luz natural.

¡Llegamos! —anunció Dani, estacionando el auto con un toque dramático, haciendo que Aixa rodara los ojos con una sonrisa divertida.

Valentina aparcó la moto justo al lado del auto, y Riley se quitó el casco, sacudiendo su cabello mientras bajaba de la moto. Valentina la siguió, quitándose también el casco y pasando una mano por su cabello, con una sonrisa satisfecha en el rostro.

Bonito lugar, ¿no? —comentó Valentina, mirando a Riley de reojo mientras se quitaba los guantes de cuero.

Sí, es perfecto —respondió Riley, sonriendo mientras sus ojos se perdían en la vista del océano.

El grupo se reunió frente a la cabaña, y Dani, con una risa algo apenada, anunció:

Bueno, chicas, lo siento, pero solo nos alcanzó para tres días... —Dani hizo una pausa, esperando la reacción de las demás.

Bri, siempre optimista, no perdió un segundo para responder con entusiasmo:

¡Tres días son suficientes para pasarlo genial! Además, con esta vista, ¿Quién necesita más tiempo?

Grace asintió con una sonrisa, mientras Aixa le daba un suave empujón a Dani, riendo por su tono preocupado.

No te preocupes, Dani, haremos que estos tres días valgan por diez —dijo Aixa, tratando de aliviar cualquier preocupación.

El grupo se dirigió a la cabaña, y al abrir la puerta principal, fueron recibidas por un espacio cálido y acogedor. La sala de estar estaba decorada con muebles sencillos pero cómodos, con un par de sofás de color beige, una mesa de centro de madera y una chimenea que probablemente no usarían debido al clima cálido. Las paredes estaban adornadas con cuadros de paisajes marinos y pequeñas estanterías con libros y conchas marinas. La cocina, justo al lado, era compacta pero bien equipada, con todo lo necesario para preparar comidas rápidas o una cena improvisada.

Rivales (Riley x Valentina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora