I. Propuesta - PARTE 2

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-Me alegro que tus padres te dejaran quedarte esta noche en mi casa – dijo Mai frente a la puerta de su apartamento mientras buscaba sus llaves en los bolsillos tras regresar finalmente a su apartamento.

-Yo también me alegro – le contestó Mayu feliz.

-Quiero pasar todo el tiempo que pueda contigo antes de que te marches, empezando esta noche. ¡Nos divertiremos mucho! ¡Ya lo veras!

Mayu sonrió.

-No lo dudo – afirmó - Por cierto, Mai, esto... Yo... No sé cómo decirlo...

-¿Qué ocurre? – preguntó la Vigilante, que encontró sus llaves y abrió la puerta.

-Voy a sonar muy...

-¿Muy qué? – rio Mai.

-Verás... Lo he estado pensando en el camino hasta aquí. Vamos a estar un tiempo sin vernos y...me gustaría llevarme un recuerdo conmigo. Uno que me haga acordarme de ti todos los días.

-Un recuerdo, ¿eh...? ¿Qué habías pensado?

-Bueno... Ya llevamos dos años como pareja y... Honestamente, creo que ya es hora de que tú y yo... Ya sabes, juguemos un poco en la cama.

Mai acabó por ruborizarse tras escuchar las palabras que Mayu acababa de soltar. Sentía vergüenza, pero alegría a la vez. Quería hacerlo, por supuesto que sí. ¿Quién no querría hacerlo con su pareja? Pero aquello la tomó por sorpresa. No sabía a donde mirar. Mayu estaba igual. Había acabado muerta de la vergüenza y, con su mano izquierda, trataba te ocultar su rojo rostro.

-Sí no quieres...

-¡Si que quiero! – exclamó Mai sin pensar y de forma tonta y entrecortada -¡Por...! ¡Por...! ¡Por su...supuesto que quiero! ¡Me encantaría!

Mayu soltó una pequeña risita que pareció calmar el ambiente un poco.

-La verdad es que he fantaseado algunas veces con eso – explicó Mai, que apartó un poco su mirada - Si que me gustaría hacerlo. Pero... Bueno, nunca lo he hecho. E imagino que tú tampoco. No sé si saldrá muy bien o muy mal.

Mayu puso su mano derecha sobre la mejilla izquierda de Mai.

-Tranquila, me da igual si sale bien o mal. Solo... Solo quiero que lo hagamos de una vez. Quiero dar ese paso como pareja. Conocer nuestros cuerpos, saber que nos gusta... Todas esas cosas, ¿sabes? Pero. De todas maneras, estoy segura de que lo harás bien. Confío en ti.

-No sabía que podías tener esos pensamientos – afirmó Mai, pues jamás Mayu había hablado de algo como las relaciones carnales entre ambas. Aquella era la primera vez y quería ir rápido - Creo que no te conozco lo suficiente.

-Tendrás toda la noche para conocerme, Mai.

-Bu... Bueno, entremos – dijo Mai, que tartamudeó un poco, tomando la mano de su chica - Luego vemos eso, ¿de acuerdo? Deja las cosas sobre la cama y... Ya sabes...

Ambas entraron al apartamento. Primero lo hizo Mai, que fue directa a la cama, aunque no se tumbó o subió a la misma, pues simplemente se quedó junto a esta, cerrando sus ojos y tomando aire para tratar de calmarse y pensar con claridad en lo que iba a suceder a continuación.

Mayu entró a continuación. En ese momento, se oyó un golpe como si algo se cayera al suelo. Con desconcierto, la Vigilante se giró, observando, para su desgracia, como Mayu se encontraba inconsciente en el suelo.

-¡Mayu! – exclamó con preocupación. Se acercó a ella y arrodillándose en el suelo, la tomó en sus brazos - ¡Mayu ¡Mayu! ¡¿Qué ha pasado?! ¡¿Estás bien?!

Vigilantes Vol. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora