Enredados [HyunHo]

𝟐𝟗.-

—¿A qué estás jugando?—

De nuevo, Minho se paró detrás de él susurrando un "shh" antes de empezar a cantarle en el oído "taste" mientras desabotonaba la camisa que Hyunjin llevaba puesta.

El castaño suspiraba de excitación, tenía a su novio desnudándolo mientras le cantaba en el oído, ¿qué más podía pedir? Con eso tenía suficiente, estaba extasiado. Incluso cuando Minho le quitó los jeans que llevaba puestos no podía dejar de suspirar.

—Amas todo esto. ¿No es así? Puedo sentirlo aquí— El azabache llevó a una mano al miembro semierecto de su pareja, tocándolo sobre la fina tela que se interponía al toque directo, el castaño suspiraba de excitación. Minho dejó de tocarlo para tomar su muñeca y arrastrarlo por la habitación hasta el baño, fue ahí cuando le permitió ver el lugar con vibras románticas, Hyunjin sentía que podía morir si Minho continuaba siendo tan detallista, joder, le encantaban ese tipo de detalles, que él azabache tenía con el.

El pelinegro tomó asiento en la banca de mármol, abrió sus piernas dándole a Hyunjin la señal que necesitaba para perder su cordura definitivamente, se sentía en el puto cielo, Minho era perfecto, su físico lo estaba matando en ese momento, el castaño solo podía pensar en su bello rostro siendo desfigurado gracias a él, quería hacerle ver las malditas estrellas, quería hacerlo gemir hasta romper sus cuerdas bucales, quería besarlo hasta dejar sus labios rojos e hinchados, quería destrozarlo, hacerlo llorar de tanto placer.

Se acercó a él con deseo y lujuria en su par de orbes marrones, el corazón del mayor palpitaba con rapidez, sentía que en cualquier momento se saldría de su pecho si Hyunjin continuaba mirándolo así, incluso cuando mordió y lamió su labio inferior, el castaño no podía estar más excitado con ese gesto, llegó hasta su pareja y tomó su cuello, haciendo que este se levantara gracias al dolor punzante en su cuello, pero no iba a mentir, jodidamente le encantaba que Hyunjin lo ahorcara con sus manos grandes y marcadas, no podía quejarse aunque su espalda haya terminado estampándose contra la fría pared, sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal cuando el castaño empezó a besar su cuello, marcándole un chupón, sabía que eso no estaba bien, que su manager lo mandaría a la mierda si lo veía llegar con un moretón en el cuello, pero en ese momento era lo que menos le importaba, no podía pensar correctamente, se estaba derritiendo ante las caricias y besos en su cuerpo.

—Desvístete— Ordenó el castaño soltándolo después de marcarle el chupón, Minho no era nadie para desobedecerle, se desnudó en menos de treinta segundos, Hyunjin hizo lo mismo.

Ambos esposos entraron a la bañera. El castaño recargado en una orilla y el pelinegro entre sus piernas, pegando su propia espalda al pecho del más alto, este último acariciaba sus muslos llegando hasta su abdomen y cintura, sin llegar más allá.

Minho recargó su cabeza en el pecho de Hyunjin, disfrutando de las tiernas caricias que este dejaba en su cuerpo, hasta que llegó a su miembro, apenas rozaba la punta con sus dedos, pero como todos sabemos, Minho es sensible ante cualquier roce que Hyunjin le proporcione, apenas había tocado la punta y ya tenía al pelinegro gimiendo en su oído.

—Mgh... m-más... p-por favor...—

—Eso es bebé, ruega por más—

—P-Por favor Hyunjin... p-por favor follame...—

—No te escucho— Con ambas manos apretó su pene, sacándole un gemido al mayor.

—¡Joder!—

El castaño soltó una carcajada. —¿Estás desesperado por mi? Ruega por mi Minho, dime lo mucho que me deseas, amas que te joda como solo yo sé hacerlo—

Y de un momento a otro elevó la cadera del azabache, alineando su pene en su entrada, sin prepararlo para su gran extensión, entró en Minho de golpe sacándole un gemido bastante fuerte.

—Eres un idiota...— Se quejó gracias al dolor.

—Puede ser, pero te encanta—

Tuvieron dos rondas de sexo esa noche, en ambas Hyunjin fue el activo, gracias a eso Minho estaba exhausto.

Tanto que terminó dormido recargando su espalda y cabeza en el pecho de su pareja por segunda vez en el día.

—Espero que esto se te haga costumbre, te ves tan lindo durmiendo sobre mi— Susurró el más alto, quien de vez en cuando acariciaba sus muslos y su abdomen, proporcionándole más calma y tranquilidad al más pequeño.

También mojaba sus hombros con un pequeño recipiente de vez en cuando para que no le diera frío, habían cambiado el agua después de la última ronda, así que estaba limpia.

Eran aproximadamente las doce de la noche, su vuelo salía a las tres, tenían una hora para dormir gracias a que tenían que llegar dos horas antes para poder hacer el papeleo para abordar.

Y Hyunjin no podía estar más feliz de usar su hora para dormir que quedarse en la bañera, en esa posición en la que solo Minho estaba cómodo, con la orilla de la bañera clavándose en su espalda.

Mientras su príncipe estuviera cómodo, a él no le importaba dormir incómodo, así que se quedaron así hasta la hora pensada.

El castaño fue quien se despertó primero, despertó a Minho dejando besos húmedos en todo su cuello y hombro derecho.

El pelinegro soltó un 'mmh' placentero, giró la cabeza encontrándose con los labios de su castaño.

—Tenemos que irnos— Susurró sobre sus labios.

El mayor enterró su rostro en el cuello de su novio, aspirando su olor.

—Vamos corazón—

El pelinegro suspiró y salió de la bañera cubriéndose de la cintura para abajo con una toalla. El castaño no pudo evitar mirarlo de más.

—¿Te gusta lo que ves?—

—¿porque no lo haría?— Confesó, salió de la bañera imitando su acción. 

Ambos se vistieron y arreglaron en poco tiempo, ahora estaban en camino al aeropuerto.

[...]

El vuelo fue largo, ambos artistas durmieron todo el vuelo hasta que Haejin los despertó.

Miles de cámaras los grababan, fotos y gritos por todos lados, Minho tomaba la mano de Hyunjin, no lo soltó en ningún momento.

Todos los guardaespaldas los cubrían, el castaño optó por usar el gorro de su buzo, lentes de sol y cubrebocas, no querían que nadie lo viera antes del concierto.