Anabella Weasley no cesará en su empeño hasta obtener todo lo que anhela.
¿Qué sucedería si se revelara la existencia de un artefacto de Salazar Slytherin que confiere habilidades excepcionales a quien lo posea?
¿Qué consecuencias habría si Anabella...
Los Malfoy se preparaban para su visita anual al Callejón Diagon. La familia, acompañada por algunos amigos de Draco, se disponía a adquirir los materiales y uniformes necesarios para el nuevo año en Hogwarts. Draco, Blaise, Matheo, y Bella estaban listos para su segundo año, mientras que Tom y Theodore se alistaban para comenzar su tercer año. Con la fecha de inicio del curso a solo una semana, la emoción y la tensión se entremezclaban en el aire.
Bella caminaba al lado de Narcissa Malfoy, ambas irradiando una elegancia casi idéntica, como si fueran madre e hija. Detrás de ellas, Lucius avanzaba con los chicos, su porte imponente atrayendo la mirada de más de un curioso. Al llegar a Flourish & Blotts, la tienda estaba abarrotada, principalmente por hechiceras de la edad de la Señora Malfoy, todas esperando la firma de la autobiografía de Gilderoy Lockhart.
Lucius y Narcissa dejaron a los jóvenes para que buscaran sus libros. Tom y Theo se dirigieron a la sección de tercer año, mientras que Draco, Blaise, Matheo, y Bella se dirigieron a la sección de segundo año. En el segundo piso, Draco y Bella hojeaban un libro, y sin que nadie lo notara, Draco arrancó una página y la guardó con disimulo.
—Debes estar encantado, ¿eh, Potter? —comentó Draco, parándose frente a Harry con su típico aire despectivo—El famoso Harry Potter, incapaz de mantenerse en segundo plano, incluso en una librería.
Ginny, con una determinación poco habitual, se interpuso entre Draco y Harry —¡Déjalo en paz!
—Vaya, Potter, ya tienes a mi hermana como novia —intervino Bella, atrayendo la atención.
Ginny se sonrojó violentamente, justo cuando Ron y Hermione se acercaban con sus libros.
—¡Ah, son ustedes dos! —exclamó Ron, lanzando una mirada desdeñosa a Draco y Bella— Seguro que te sorprende ver aquí a Harry, ¿no?
—No tanto como me sorprende que mamá haya adoptado tan rápido a Potter —respondió Bella, su tono goteando sarcasmo—Se deshace de una hija y ya tiene a otro. No es de extrañar; Molly Weasley siempre ha sido una mala persona.
—Y no solo ella —añadió Draco con una sonrisa cruel— A fin de cuentas, de tal palo, tal astilla.
El rostro de Ron se tornó de un rojo furioso. En un arrebato de ira, se lanzó contra Draco, pero Harry y Hermione lo sujetaron a tiempo.
—Ronald —intervino Arthur Weasley, abriéndose paso entre la multitud, con Fred y George siguiéndolo de cerca.
—Vaya, vaya... Si es Arthur Weasley —dijo Lucius con un tono cargado de sarcasmo mientras llegaba junto a Tom Riddle y Theodore—Debes de estar muy ocupado en el Ministerio, con todos esos allanamientos. Espero que te paguen horas extras.
Lucius, con un movimiento calculado, tomó un libro viejo y desgastado del caldero de Ginny—Aunque parece que no. ¿De qué sirve deshonrar a los magos si ni siquiera te pagan bien por ello?
Arthur, con la mandíbula apretada, respondió con frialdad —Tenemos una idea muy diferente de lo que significa deshonrar a los magos, Malfoy.
Lucius sonrió de manera astuta, mientras pasaba su brazo por los hombros de Bella —Eso es evidente —dijo—Despreciar a tu propia hija solo porque tiene una visión más... elevada.
Antes de que Arthur pudiera reaccionar, Lucius retrocedió con un movimiento elegante, manteniendo su aura de superioridad.
—Está claro que hay una gran diferencia entre tú y yo —concluyó Lucius mientras dirigía a su familia y a sus acompañantes hacia la salida de la tienda.
En ese momento, Narcissa y Blaise, quienes acababan de llegar con helados en la mano, se percataron del alboroto.
—¡Lucius! —exclamó Narcissa mientras se acercaba a su esposo—¿Qué ha ocurrido ahí dentro?
Lucius, con su expresión inmutable, comenzó a caminar junto a ella, y los chicos los siguieron sin perder tiempo.
—¿Dónde estabas con mi madre, Zabini? —preguntó Draco en un tono teñido de celos.
Blaise sonrió mientras lamía su helado. —Se encontró con una amiga y fueron a una cafetería. Yo me colé, pero la tía Cissy me pilló y me invitó a sentarme. Me compró un helado y pasaron la tarde chismeando. ¡Te sorprendería lo fascinante que es escuchar chismes de señoras de la alta sociedad!
Los chicos rieron y continuaron charlando animadamente hasta llegar a la mansión Malfoy.
(...)
El segundo año de Anabella Weasley en Hogwarts comenzó con un ambiente de expectación y rumores sobre Voldemort, aunque la atención se desvió rápidamente hacia el nuevo buscador de Slytherin, Draco Malfoy. Su padre había regalado al equipo escobas Nimbus 2001, lo que avivó la rivalidad entre Slytherin y Gryffindor, liderada por Harry Potter.
Era un día gris y nublado en Hogwarts, y los pasillos estaban casi vacíos mientras los estudiantes se preparaban para el fin de semana. Anabella Weasley, se aventuraba en los rincones más oscuros del castillo, buscando algo que le otorgara el poder que tanto anhelaba. Y sabía que Hogwarts ocultaba secretos antiguos que podían ayudarla a conseguirlo. Mientras exploraba la biblioteca, sus ojos se posaron en un viejo diario de cuero desgastado, oculto entre libros polvorientos en una estantería.Al abrir el diario, las palabras de Tom Marvolo Riddle emergieron de las páginas, sus pensamientos fluyendo como un susurro.
—Hola, Anabella. Mi nombre es Tom Riddle. He estado esperando—
Confundida, Anabella sintió una extraña conexión con esas letras. No sabía quién era este Tom Riddle, pero algo en su voz prometía respuestas.
—¿Quién eres?—susurró, intrigada.
—Soy alguien que puede ayudarte a alcanzar el poder la fama que tanto deseas. Solo necesito que me escuches.
—Qué debo hacer?
—Ser mi aliada. Juntos, podemos alcanzar lo que otros solo sueñan. pero hay un pequeño sacrificio, alguien que debe morir.
Las palabras de Tom la envolvieron como una neblina oscura. Le habló sobre la Cámara de los Secretos, un lugar lleno de magia oscura y potencial, y cómo podía usarlo para demostrar su valía. Anabella sabía que su familia no la entendía, y cada día se sentía más alejada de ellos.
—Todo lo que necesitas hacer es traerme a alguien... alguien que pueda ayudar a liberar a la bestia trae a alguien que te estorbe... como tu hermana.—
La propuesta de Tom hizo que un escalofrío de emoción recorriera su cuerpo. Usar a Ginny como un peón en su oscuro juego no solo era audaz; era liberador. La idea de traicionar a su propia hermana, alguien con quien nunca había tenido una buena relación, era tentadora.
—Hazlo, y podrás tener el poder que tanto deseas—Le prometió Tom.
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Mucho sin actualizar, lose eh estado ocupada por lo que les escribía el capítulo por pedasitos. Estuve de cumpleaños, mi sobrina nació, temporada de pruebas en el insti. Pero ya me daré el tiempo de escribir. (dejen su voto)
