00. ridículamente feliz

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Un pequeño niño de cabello rubio desordenado y puntiagudo estaba de pie en medio de la sala, con los brazos cruzados y las cejas fruncidas en una expresión de puro desagrado. Sus ojos rojos centelleaban con irritación mientras observaba a su madre, quien seguía hablándole como si él no acabara de negarle aquella petición.

—¡Ya te dije que no voy a ir con ella a la escuela! —exclamó, alzando la voz mientras sus puños se cerraban con frustración—. ¡Es una tonta! Si me ven con ella, van a pensar que soy un idiota también.

Mitsuki, su madre, lo miró con una ceja alzada y una sonrisa traviesa en sus labios. Dejó el peine que estaba usando para arreglar su cabello y cruzó los brazos, imitando la postura de su hijo.

—¿Y quién crees que eres para decirme que no, Katsuki? —le replicó con tono burlón, inclinándose ligeramente hacia él—. No estoy preguntando, te estoy diciendo que lo vas a hacer, y punto.

El de ojos rojos apretó los dientes, sintiendo la ira burbujear dentro de él. Su madre no le dio tiempo a responder. Se acercó a él y le dio un golpecito en la frente con uno de sus dedos, lo que solo aumentó su irritación.

—Escúchame bien, enano —continuó la mayor, su voz endureciéndose mientras mantenía su mirada fija en la de su hijo—. Es un solo día, ¡un día! No te va a matar hacerle un favor a la vecina. Y si vuelvo a escuchar que te niegas, te vas a arrepentir, ¿me entendiste?

Katsuki la miró, su orgullo herido y su rabia contenida a punto de explotar. Quería gritarle, quería hacerle saber lo injusto que esto era. Pero también sabía que su madre no era de las que se dejaban amedrentar por un berrinche, y ya había probado en más de una ocasión que sus castigos no eran cosa de juego.

—¡Pero mamá! —protestó, aunque su tono era un poco menos desafiante—. ¡Es que ella es insoportable!

La señora Bakugo soltó una carcajada, sacudiendo la cabeza mientras lo miraba con diversión.

—Insoportable eres tú, mocoso —cruzó sus brazos sin dejar de mirarlo con seriedad—. Y ya bastante te aguantamos, así que vas a hacer esto sin más berrinches —lo señaló con un dedo—. No quiero escuchar ni una palabra más al respecto.

El de cabello ceniza se mordió el labio, luchando por contener la furia que sentía. No le gustaba perder, y menos aún contra su propia madre, pero también sabía que había peleas que no podía ganar.

—¡Hmpf! —gruñó, girando la cabeza hacia un lado para evitar el contacto visual con la mujer—. ¡Solo por hoy!

Ella sonrió, satisfecha con su victoria, y le dio un leve empujón en el hombro.

AFTK | Bakugo KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora