11. lo que me quitaste

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El sonido de los movimientos de los pies de la joven lo perturbaba. El cenizo no podía evitar lanzar rápidas miradas al lugar donde los zapatos de la chica golpeaban el suelo una y otra vez. Intentaba concentrarse en la explicación de la materia, pero aquella chica de ojos rosados lo distraía completamente. Los destellos que su quirk emitía, la manera en que mordía sus uñas y el movimiento repetitivo de sus piernas le sacaban de quicio.

Estiró una mano hacia su pierna y la sujetó con firmeza. Ella volteó a mirarlo, retirando lentamente la mano que estaba mordiendo. Sentía el contacto cálido de aquel chico en su rodilla, sus dedos apretando suavemente su piel. Tragó saliva, mirándolo fijamente, pero él parecía más relajado. Todo había cesado, salvo esos molestos destellos, pero al menos él se veía más tranquilo.

—¿Qué demonios crees que estás haciendo? —murmuró ella, sin apartar la mirada de su perfil. Él la ignoró un momento, hasta que ella volvió a insistir—. Quita tu maldita mano de mí.

—Cálmate —respondió él, apretando un poco más su agarre—. Estás molestando a todo el mundo con tu ansiedad.

Esbozó una sonrisa sarcástica, y con una de sus manos cubrió la mano del contrario, logrando que al fin él la mirara directamente. Entonces, con desdén, retiró su mano, pero sus miradas seguían cruzadas, como si quisieran borrar la existencia del otro.

El sonido de la puerta al abrirse rompió el largo intercambio visual entre ellos. La clase había terminado, y sus compañeros comenzaban a salir con calma. El descanso había llegado, pero Asakura, antes de poder decir nada más, se giró hacia él y casi se cayó de la silla al verlo.

Las dos manos de Bakugo la acorralaban, una apoyada en la mesa y la otra en el respaldo de su silla. Su rostro estaba a pocos centímetros del suyo, y su mirada desafiante la escudriñaba con intensidad.

—¿Qué...? —murmuró, casi tartamudeando—. ¿Por qué... por qué estás tan cerca?

—¿No te parece suficiente? —preguntó, inclinándose aún más cerca, su aliento rozando su oído—. ¿Por qué estás tan nerviosa?

Su olor la envolvía, una mezcla de caramelo quemado y el jabón que había usado. Pudo ver el contorno de su cuello, y tragó saliva al sentir cómo él se acercaba más a su oreja. La cercanía la incomodaba, su cuerpo entero estaba tenso.

El ambiente se había vuelto denso. Él podía sentir su incomodidad, y esa sensación de tener el control le causaba una leve satisfacción. Los destellos que surgían alrededor de ella indicaban claramente su nerviosismo, y eso le daba aún más razones para continuar con su jueguito.

AFTK | Bakugo KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora