Capítulo 6

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 — Uno, dos, tres... Uno, dos, tres... — repito mientras estiro las piernas.

Habían pasados dos días desde mi unión a la empresa de JYP, y mi horario era de alguna manera más flexible que cuando estaba en GT. En vez de entrenar quince horas, incluyendo el canto, las coreografías, el entrenamiento físico... entreno una media de ocho horas.

— Es porque no tienes nada más que aprender o perfeccionar. — me dijo la entrenadora de baile que me asignó el señor Park esa mañana, aunque no tuvo que enseñarme nada porque según ella, no había nada que pueda enseñarme.

Inclino mi cuerpo hacia delante y estiro los brazos.

Durante esos días, me había dedicado expresamente a entrenar con pequeños intervalos de descansos durante un máximo de doce horas diarias y por ello, no tuve la oportunidad de encontrarme con ningún otro miembro de otras bandas.

Entrenaba el baile de ocho a doce. Luego el canto, de doce a una. Después, una hora para el entreno físico. El horario de la tarde incluía el aprendizaje de inglés y alemán de tres a cinco. Después, de cinco a nueve lo dedicaba al baile y canto al mismo tiempo.

Justo como ahora mismo. La canción de Training Season de Dua Lipa sonaba a todo volumen mientras me movía al ritmo de su música y cantaba para practicar mi inglés oxidado.

Faltaba poco menos de un mes para mi début, pero por algún motivo sentía que no estaba preparada. Cuando la música termina, alguien aplaude detrás de mí y enseguida sé de quién se trata.

— Sera. — saludo con una sonrisa mientras me dejo caer en el suelo con una sonrisa. — ¿Qué haces aquí?

Se suponía que iba a ir por Eugene a la academia.

— Ya son las diez. — me informa mirando la hora en su móvil. — ¿Se te ha pasado la hora mientras bailabas otra vez? — me pregunta tendiéndome la mano.

— ¿Ya es tan tarde? — pregunto parpadeando inocentemente.

— ¿Cómo te fue hoy? — me pregunta recogiendo mi bolso y poniéndolo en su hombro.

— Bien. Estoy avanzando sin problemas, pero el alemán es algo complicado de aprender. — le digo mientras sigo sus pasos pausados.

— Bueno, sé que lo harás bien por muy complicado que sea. — me dice palmeando mi hombro y evito hacer una mueca. Los moretones de los golpes seguían allí. — Pero tienes que dejar de entrenar tanto, es malo para tu salud.

— Estoy entrenando menos de lo que entrenaba en GT. — le digo ocultándome detrás de una capucha por el frío de la noche.

— Aún así, terminarás destrozando tu cuerpo si te pasas.

— Estoy bien, sé mis límites.

Sera decide callarse y suspira mientras sube a la furgoneta.

— ¿Vamos a cenar? — pregunto poniéndome el cinturón.

— Aisling, llevas una semana sin ver a tus hermanos. — me dice con una mirada preocupada. — Sé que cenar es sólo una excusa para llegar tarde y encontrarlos dormidos.

— Eso no es cierto. — musito mirando la ventana.

— Te despiertas antes y te vas sin verlos, y regresas tarde para evitarlos. ¿Qué está mal? Sé que los quieres más que a nadie en este mundo.

— ¿Crees... ? ¿Crees que me quieren? Soo-in y Chae-in no paran de repetir que no cocino como mamá, que ella habría hecho esto o lo otro... Eugene el otro día me gritó diciendo que no soy su madre... Me esfuerzo tanto pero al final, nunca soy suficiente. — susurro alejando el doloroso nudo de garganta.

— Claro que te quieren. — me responde y puedo ver de reojo cómo aprieta las manos sobre el volante. — Es sólo que son niños y no saben qué dicen. Pasar dos años sin su madre es difícil. — me dice en un tono reflexivo.

— Claro... — asiento, tratando de convencerme con sus palabras. Sera se queda en silencio el resto del trayecto hasta que finalmente llegamos a casa.

— Yo me iré ya. Pasaré por ti a la hora de siempre mañana. — me dice cuando estuve delante del portal de mi casa. — Y no te desanimes, todo esto pasará y las cosas mejorarán.

— Sí, gracias. — respondí con una sonrisa. — Nos vemos mañana. — me despido entrando en casa. El olor a quemado inunda mis fosas nasales apenas puse un pie en el recibidor. Mi bolso cae al suelo conforme corro hacia la cocina.

— ¡Minseok! — grito horrorizada viendo cómo intentaba apagar el fuego del sartén. Se lo quito de golpe y lo pongo en el lavabo mientras enciendo el grifo. Inspiro tratando de relajarme. No iba a gritarles.

Yo no era ella.

— ¿Estáis bien? — pregunto dándome la vuelta. Soo-in y Chae-in estaban abrazados en el suelo mientras Eugene sostenía la toalla con la que había intentado apagar el fuego un segundo antes. Minseok miraba el suelo avergonzado. — Os estoy preguntando si estáis bien. — repito la pregunta examinando las manos de Minseok con cuidado. — ¿Estás herido?

Él niega con la cabeza sin mirarme. Suspiro y miro el desastre en la cocina. ¿Qué intentaban hacer? Claramente Sera les había cocinado la cena antes de venir por mí.

— Noona. — me dicen los niños mientras corren a abrazarme con los ojos llorosos. — ¡Lo sentimos! Por favor, no te vayas, ¡prometemos ser buenos!

— ¿Qué ha pasado? — le pregunto a Eugene que se encoge de hombros, sin darme una respuesta clara.

— Los niños en la escuela dicen que nos abandonarás, como lo hizo papá y mamá. — dice Minseok en ese momento.

— Eso es una tontería. Papá está muerto y mamá está en coma. Nadie ha abandonado a nadie. — digo arrodillándome a su lado. — No os abandonaré, ¿está claro? Sois mis preciados tesoros. — susurro limpiando sus mejillas mojadas.

Ambos asienten todavía sollozando.

— Bien, ahora iros a la cama, ya es muy tarde. — añado con una sonrisa al ver que ya estaban dejando de llorar. — Yo limpiaré aquí.

Minseok los coge de la mano y los sube a sus habitaciones, mientras Eugene soltaba un suspiro cansado.

— Esos niños trataban de hacerte un pastel por unirte a JYP. — me dice recogiendo una cuchara del suelo. — Cuando llegué, no había forma de detenerlos.

— Está bien, sé que no es tu culpa. — sonrío y miro el sofá donde estaban esparcidos varias libretas y apuntes. — Vuelve a estudiar, el examen está cerca.

No responde y se dirige a recoger sus cosas sin mirarme. — Iré a estudiar en mi habitación.

Asiento y suspiro mirando el desastre. Era hora de recoger. 

Hyunjin - Cuando no queden más estrellas que contar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora